El presidente de la República solo piensa en su provecho personal

Por Mario Rosales Betancourt

Imagen ilustrativa: Presidencia de la República Mexicana

Gaetano Donizetti es el autor de la ópera «Elixir de Amor», donde Ducamara, un charlatán vendedor, ofrecía un brebaje, que según él decía, curaba todos los males y problemas, incluso los del amor.

AMLO ha logrado vender como un elixir mágico su idea de que las elecciones o consultas populares pueden sanar todos los males de nuestra Nación; y por ello impone su propuesta de que hay que nombrar, por votación popular, a ministros, magistrados y jueces del poder judicial federal.

Lo grave es que el tema se ha politizado entre los partidarios y los adversarios de la 4T, cuando lo conveniente es hacer una propuesta, sin filas y sin fobias, pensando solo en lo más conveniente para los mexicanos.

No estoy en contra de la reforma, ni del actual gobierno de López Obrador y ni del futuro de Claudia Sheinbaum, sino que objetivamente veo que el polémico punto concreto ─que es el de la elección de juzgadores, y solo de juzgadores del poder judicial federal─ no terminará con los males que indudablemente existen en la impartición de justicia

El dicho de origen mexica «Caras vemos, corazones no sabemos» es muy sabio, ya que son muchos los grandes corruptos que han llegado a sus cargos por elección popular.

Diógenes, iba en la Grecia clásica, con una antorcha encendida de día, con el argumento de que buscaba, sin encontrar, a un hombre honesto; pero donde más existe la corrupción es en la política; esta es inherente al poder. Así, el pensador inglés Acton dijo: «El poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente. «

Y hay muchos ejemplos de corruptos que llegaron a los cargos en que se corrompieron por una votación popular.

La corrupción existe y crece en mucho por la impunidad. El hombre de poder se corrompe porque sabe que lo más probable es que no se le castigará; y menos mientras exista otro político que lo proteja; se corrompe también cuando sabe que no hay mecanismo efectivo contra la corrupción y que, con solo estar con los vencedores, será protegido. Por eso es que tantos ex priistas se siguen sumando a la 4T.

La propuesta no es que el pueblo elija libremente a sus juzgadores, sino que lo haga de manera limitada, a partir de una lista de candidaturas determinadas por el poder político, con lo cual únicamente estarán en esas listas los perfiles afines a la 4T; y además que puedan ser apoyados para ganar la elección por grupos de interés, incluso por organizaciones criminales.

La única forma de acabar con la corrupción es que no haya impunidad, esto es, que se castigue real y severamente la corrupción. La propuesta crea un tribunal disciplinario que, en principio, es buena; pero al ser también electos sus integrantes, serán propuestos y apoyados por los mismos, o sea, van a ser del mismo equipo, obedecerán las mismas consignas y se protegerán entre sí.

En solo un país en el mundo se elige al poder judicial: en Bolivia. A nivel local hay otros, como Suiza y España; pero es solo en primera instancia y en espacios pequeños. A nivel nacional, lo reitero, solo es en Bolivia y no ha funcionado. La idea de que se haga en México se la dio al presidente López Obrador su amigo Evo Morales.

No solucionó los problemas, y sí, en los dos procesos que hubo ─actualmente hay uno detenido─ se vio la injerencia del partido en el poder y de los productores de coca.

Sin reforma, el motivo de los problemas que tuvo López Obrador con el Poder Judicial ya no los tendrá Claudia Sheinbaum, esto es, ya la Suprema Corte de Justicia no podrá ─cuando se cambie un nuevo ministro, lo que sucederá muy pronto─ resolver controversias constitucionales cuando el gobierno viole la Constitución, porque se requiere para ello el voto de 8 de los 11 ministros, y el gobierno de la 4T ya tiene 3 de los 4 que requiere para quedar inmune ante controversias constitucionales.

Y en cuanto al otro tema, el de los amparos que tenía efectos generales, ya se aprobó y hasta se publicó la reforma legal a la ley de amparo, quitándole efectos generales a las suspensiones y sentencias en juicios de amparo. Por lo tanto, el gobierno de Claudia Sheinbaum no tendría los casos que enfrentó López Obrador.

Esta reforma solo beneficia a Andrés Manuel López Obrador, quién gozará del aplauso popular y evidenciará ─dentro y fuera de Morena─ que es el señor todopoderoso de la 4T.

Claudia será la que tendrá que enfrentar los problemas y pagar los costos políticos.

En la ópera de Donizetti, la principal aria es «Una furtiva lágrima»; ojalá Claudia Sheinbaum ─quien incluso no quiso escuchar a magistrados y jueces─ tenga una furtiva lagrima y se las ingenie para evitar que se dé una situación que la dañará a ella y, desde luego, al pueblo de México, sin aportarle ningún beneficio.