Por Jorge Santa Cruz (*)
En 1941, cuando el poderío alemán estaba en su apogeo, Estados Unidos publicó una serie de listas negras con los nombres de 1,800 personas o empresas alemanas, japonesas y/o italianas que vivían en América Latina, con el pretexto de que actuaban para beneficio “directo o indirecto» del Eje Roma-Berlín-Tokio.
El periodista de la BBC de Londres, Boris Miranda, reveló el 14 de septiembre de 2018, que las listas de Washington se publicaron en los periódicos más importantes y que los involucrados, se vieron afectados de inmediato.
En el reportaje titulado Colombia: el campo de concentración de Fusagasugá para los alemanes y los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, explica que en primera instancia, Estados Unidos ordenó un bloqueo económico total a los señalados de ser colaboradores del Eje y presionó a los gobiernos latinoamericanos para que impidieran que los «sospechosos» vivieran cerca de las costas.
En el caso específico de Colombia, se llegó al extremo de habilitar un campo de concentración para alemanes y japoneses, los que, para colmo, tenían que pagar por su encarcelamiento.
El campo de concentración funcionó en lo que había sido un hotel de lujo, el Sabaneta, que había sido construido en la década de 1920, en la ciudad de Fusagasugá, del departamento de Cundinamarca, a menos de 80 kilómetros de Bogotá . .
Boris Miranda refiere que el gobierno colombiano dispuso que el Sabaneta fuera habilitado como campo de concentración, luego de que una goleta de su país fuera hundida, en 1943, por un submarino alemán, cerca de la Isla de la Providencia, en el norte del Caribe colombiano. .
De Inmediato se congelaron los bienes de los ciudadanos provenientes de países del eje, se dispuso de sus recursos económicos para reponer las pérdidas por el hundimiento de la goleta y se comenzó el proceso de confinamiento en el hotel Sabaneta, que desde ese momento sería recordado por muchos como el campo de concentración de Fusagasugá.
El reportero de la BBC reveló algunas de las medidas carcelarias a que fueron sometidos los ciudadanos alemanes y japoneses en el campo de concentración de Sabaneta:
Toque de silencio para dormir y toque de diana para levantarse. Visitas solo de familiares dos veces a la semana y correspondencia únicamente escrita en español, sujeta a revisión. Los libros, revistas y periódicos deben estar autorizados y las bebidas embriagantes quedan completamente prohibidas, como las radios y cámaras fotográficas.
Mirar a la estrella polar
Boris Miranda cita en su reportaje a Felipe Arias, historiador del Instituto Caro y Cuervo, quien considera que este episodio muestra la necesidad histórica que tienen los gobiernos colombianos de “llevarse bien” con los Estados Unidos.
Durante el siglo XX los gobiernos colombianos mostraron una posición uniforme respecto a Estados Unidos como un aliado necesario, pese a episodios como la separación de Panamá o las masacres de las bananeras en la costa Caribe.
En su entrevista con el periodista de la BBC, Arias recordó que desde antes de la Segunda Guerra Mundial se había adoptado en Colombia el lema de “Mirar a la estrella polar”, es decir, de estar bien con Washington:
Eso hace que desde muy temprano se plantee que se deban tener buenas relaciones. Por eso no es casual que en la Segunda Guerra Mundial la mayoría de la clase política colombiana haya tomado postura a favor de los aliados.
Mirar a la OTAN
El 31 de mayo de este 2018, en el epílogo de su mandato, el todavía presidente Juan Manuel Santos, incorporó a Colombia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en calidad de «socio global».
Es bien sabido que la OTAN es el brazo armado del Estado Profundo que gobierna desde Estados Unidos. Los principales de este gobierno en la sombra están en el Reino Unido, Francia, Italia y Alemania.
La OTAN ha sido la encargada de devastar al Medio Oriente, con el objetivo claro de facilitar la consolidación del Gran Israel.
La destrucción de Siria está relacionada con el punto anterior, pero, de manera paralela, persigue otro muy claro: derrotar a Rusia, para que no alcance la supremacía militar. El nacionalismo ruso estorba los planes mundialistas del Estado Profundo.
El tercer objetivo de la OTAN es el dominio de Europa a partir del terror y del estado de guerra permanente.
El cuarto, facilitado por el hoy ex presidente colombiano Juan Manuel Santos, es permitir la intervención de los ejércitos de la OTAN en América Latina y, en especial, en América del Sur. ¿Por qué? Porque el Estado Profundo no sólo quiere mantener su poderío en la región, sino que quiere hacerse con los recursos estratégicos que todavía no controla, como el petróleo venezolano.
Así de grave está el panorama.
(*) Periodista mexicano.
Contacto: jlsc.ua@gmail.com | @ JorgeSantaCruz1
