Imagen: Regeneración.mx.
Por Redacción de Sin Compromisos.
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de septiembre de 2018.- El domingo pasado, en Tepic, Nayarit, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, dijo que México está en «bancarrota», por lo que su gobierno posiblemente no podrá cumplir con todas las demandas del país, aunque sí -aclaró- con todos sus compromisos de campaña.
Seis días antes de ese pronunciamiento del próximo Jefe del Ejecutivo Federal, es decir, el 10 de septiembre, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), que dirige el economista José Luis de la Cruz, publicó el estudio titulado Perspectivas Económicas 2018-2019. La Herencia Económica.
La portada del documento señala con claridad que «México requiere un cambio de fondo en materia de modelo económico para fortalecer el mercado interno, a las empresas, la industria y la producción mexicana».
Sin Compromisos publicó este domingo, 16 de septiembre, un primer extracto del documento del IDIC, que llevó por título La herencia económica de Peña Nieto a López Obrador. En él, se despliegan los datos de lo que López Obrador calificó como «la bancarrota» del país.
En esta segunda entrega, se esboza el plan económico propuesto por el IDIC a López Obrador desde el pasado 10 de septiembre. (Los subtítulos y las palabras resaltadas con negritas, son responsabilidad de Sin Compromisos. Se agregaron para dar una mayor claridad al tema).
El diagnóstico
El pasado miércoles 22 de agosto, el Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador fue contundente al presentar un punto de vista divergente con el actual mandatario, al señalar que no sólo se está terminando el actual sexenio, sino que “es el final de un modelo que fracasó: El Neoliberalismo”.
De igual forma agregó “está terminando un modelo que se aplicó por más de 30 años y que, como es evidente, no ha funcionado, una política económica fracasada”. Para el Presidente Electo, las cifras son “poco alentadoras en lo económico y en lo social”.
En conformidad con lo señalado por el próximo titular del Ejecutivo, la consecuencia lógica debería ser la implementación de un nuevo modelo económico.
Darle continuidad al actual modelo o instrumentar cambios menores implicaría resultados que son considerados por López Obrador como un fracaso.
Lo descrito por el Presidente Electo no es algo menor. Durante la administración que está por terminar se reformó el actual modelo económico más allá de las reformas estructurales, en realidad los cambios implementados fueron más allá de las reformas propuestas desde la época de Vicente Fox. Nuevas leyes para incrementar la productividad y la competitividad fueron aprobadas; sin embargo,
México sigue sin encontrar la fórmula para recuperar un crecimiento económico superior al 5% que sea sostenible por más de un lustro.
En este sentido, ¿puede considerarse la posibilidad de que, bajo el mismo modelo, con algunos cambios en la instrumentación de proyectos de infraestructura, modificaciones en el manejo de las finanzas públicas, en la política comercial o nuevas reformas se alcanzará un resultado diferente?
El desafío no es algo menor y la evidencia disponible proporciona una respuesta contundente poco favorable. La aprobación de las reformas estructurales es la muestra.
La pregunta es: ¿cómo se realizará?
La respuesta debe contemplar algo adicional. Gran parte de lo anterior es fruto del modelo de comercio exterior orientado a la exportación de maquila:
Más del 40% de las exportaciones totales son maquila de bajo valor agregado porque requieren una elevada importación de insumos intermedios y desintegran las cadenas productivas internas.
o El contenido nacional de las exportaciones mexicanas no supera el 30% y la de las empresas exportadoras registradas en el programa IMMEX reportado por el INEGI promedia solo 25%.
o Lo anterior implica que el valor agregado propiciado por la actividad exportadora tiene fuertes límites para aportar valor agregado y con ello crecimiento económico.
De igual forma se debe considerar el cambio al que será sometido dicho modelo exportador por la renegociación del TLCAN y al entrar en vigor el CPTPP (Acuerdo Transpacífico) fundamentalmente por:
Sus contenidos que van en sentidos opuestos, por ejemplo, en contenido nacional y regional en el sector automotriz.
La competencia desleal a la que serán sometidas las empresas mexicanas en manufacturas por la triangulación de productos chinos y porque en algunos de los países asiáticos que forman parte del CPTPP existe una fuerte intervención del Estado (por ejemplo, en Vietnam).
De igual forma, y a reserva de valorar los detalles del acuerdo entre México y Estados Unidos, así como de la posible entrada de Canadá, es evidente que habrá modificaciones que deberán enfrentar la empresa mexicana.
Sectores productivos como textil, cuero, transporte, industria farmacéutica, acero, aluminio, automotriz y minería ya han observado la dificultad que representa la renegociación y algunos términos de la renegociación.
Deberá observarse lo que se determinó en materia de mecanismos de solución de controversias comerciales, contenido nacional y regional, compras de gobierno, derechos de autor, comercio electrónico, entre otros aspectos relevantes.
Independientemente de lo descrito, parte de la solución se encuentra en la aplicación de una política económica enfocada a un objetivo de crecimiento económico con sentido de inclusión social:
Se requiere generar mayor valor agregado para crecer más de 5% y poder generar empleo formal que pague más de 3 salarios mínimos.
Solo una política industrial moderna tendrá la capacidad de contener una visión holística: innovación y desarrollo tecnológico, productividad, competitividad, educación de calidad, banca de desarrollo, inversión, infraestructura moderna y detección de sectores estratégicos para crear empleo formal de calidad fundamentado en empresas altamente productivas.
Para ello se debe restringir la fuerza de la inercia:
Eliminar el dogma de “la mejor política industrial es la que no existe” e implementar una verdadera política de desarrollo industrial, que favorezca a las empresas nacionales.
Se debe tener claro que la política comercial no es política industrial, es un elemento fundamental, pero no la sustituye.
Banca de Desarrollo especializada en el sector industrial. En la época del Presidente Vicente Fox se intentó fusionar la banca de desarrollo y disminuir sus funciones, el resultado fue adverso, el crédito productivo disminuyó, así como su efecto sobre el crecimiento económico. Lo que se necesita es:
Energía barata y de mayor calidad.
Aumento en la inversión pública con mayor contenido nacional.
Innovación tecnológica endógena.
Eliminación de la competencia desleal.
Combate a la ilegalidad.
Formalización de la economía.
Modernización de la infraestructura.
Lo que se requiere:
Una Política Industrial orientada al fortalecimiento de la producción interna.
Continuará.
