Por Juan José Agustín Reyes Rodríguez (*).
Después de una intensa lucha entre el gobierno de Peña Nieto y sus aliados, empresarios con fuertes intereses inmobiliarios en el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), contra los pueblos afectados, organizaciones sociales, universidades, colectivos, grupos, académicos, investigadores y personas defensoras de las tierras, aguas, bosques y territorios, finalmente la decisión tomada por Andrés Manuel López Obrador, con base en una consulta ciudadana, cuestionada pero totalmente lícita, decidió cancelar ese aeropuerto Ecocida.
Los personeros de esas cúpulas empresariales y políticos asociados, se dedicaron a atacar con virulencia tal decisión de AMLO, lo mismo la mayoría de conductores y locutores de los medios comerciales de desinformación, manipulando información sobre la minidevaluación del peso, caída de la bolsa de valores, aumento de las gasolinas y la calificación negativa de las empresas “calificadoras” de crédito internacionales, como si fuera una tragedia nacional.
Lo que no se señala es que los movimientos de la bolsa de valores y la devaluación del peso, responde básicamente a los movimientos de los indicadores internacionales, de las economías de otros países, especialmente de Estados Unidos, que determinan en gran medida nuestra economía.
Así mismo, primero Federico Patiño y después Peña Nieto, dijeron que mientras ellos sigan siendo el gobierno no van a modificar o hacer alguna acción para detener los trabajos en el NAIM. Esto significa tirar dinero bueno al malo, porque a pesar de los coletazos de los beneficiarios de esa obra, tratando de revertir esa posición de AMLO, la decisión de cancelar esa obra está tomada.
Ya López Obrador, está administrando esa crisis artificial, reuniéndose con los empresarios afectados para negociar los procedimientos para la cancelación de los contratos de obra que tienen, habiendo una buena respuesta de los empresarios, aunque las cúpulas empresariales hayan hecho sus rabietas.
Ahora lo que sigue es planear la RESTAURACIÓN DE LA CUENCA DE MÉXICO, desde el punto de vista ambiental, hidrológico y económico, así como reparar el tejido social, que se rompió en su base, inclusive a nivel familiar. Esta restauración es un reto monumental, porque implica no sólo la restauración de lo devastado en estos tres años con la construcción del NAIM, sino además lo que corresponde a daños provocados en años anteriores por el crecimiento anárquico que se ha dado en toda la cuenca.

Podríamos mencionar esos trabajos de restauración en dos grandes rubros: 1) Dentro de los terrenos del Lago de Texcoco y 2) en las tierras de captación de agua en las montañas, lomeríos y llanos de la cuenca.
1. En el Lago de Texcoco.- Lo fundamental es recuperar la función hidrológica- forestal del lago. Ello implica necesariamente detener la desecación que se está haciendo con los emisores poniente, central y el gran canal del desagüe, que drenan de 40 a 44 m3/seg y que se piensa ampliar con el túnel emisor oriente, que está por concluirse y que drenará de 150 a 180 m3/seg. Este emisor no debería funcionar.
Llenar el Lago artificial Nabor Carrillo que con sus casi 1,000 hectáreas ha funcionado como un sitio de refugio de aves migratorias y residentes. Recuperar las 200 hectáreas que ilegalmente Peña Nieto regaló a Antorcha Campesina, a cambio de votos, en el paraje conocido como El Moño o Los Tlateles.

Sacar todo el concreto de la terminal y torre de control que se ha construido, reciclando el concreto para obtener grava, arena, varillas y otros materiales que son reciclables y utilizarlos en la reconstrucción de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Morelos, donde más daños ocasionó el sismo del año pasado. El tezontle y basalto que se ha colocado en las pistas, simplemente dejarlo y que el lago los incorpore en su funcionamiento.
La cerca periférica y su sistema de alumbrado podrían trasladarse a las comunidades más afectadas por la extracción de materiales pétreos y devastación de sus cerros y tierras. Esto dejaría libre nuevamente el paso del agua a todo el lago. Estas acciones podrían ser parte de las negociaciones con las empresas.
Los colectores marginales que están haciéndose en los 9 ríos del oriente, modifiquen sus proyectos para que efectivamente se haga el tratamiento de las aguas residuales de todos los pueblos, que si es un verdadero problema de salud en toda la región, peeero, en lugar de hacer plantas de tratamiento con proyectos públicos privados y llevarse esas aguas tratadas al lago Nabor Carrillo, las viertan nuevamente a los ríos para que lleven aguas pluviales y tratadas. El tratamiento de agua lejos de hacerlo en plantas de tratamiento tradicionales, que son caras en su operación y mantenimiento, se hagan HUMEDALES en cada una de las comunidades, con un costo infinitamente menor que lo que tienen contratado. Así se aprovecharían los contratos comprometidos, dándoles un giro ecológico y aceptable.
Se ha mencionado en diversos medios, que lo construido en el NAIM, debería aprovecharse para hacer un centro ecológico, universidad ambiental o del agua, centro de alta tecnología ambiental y propuestas por el estilo, lo cual sería un CONTRASENTIDO a lo que hemos luchado. El hacer cualquiera de estas propuestas significaría la necesidad de otorgar servicios de agua potable, drenaje, basura, luz, seguridad y todo lo que implicaría estas instalaciones. Sería tener lo mismo del aeropuerto, aunque a menor escala.

2. En la zona de montañas, lomeríos y llanos de la cuenca.- El impacto más visible en toda la cuenca se ha dado en por lo menos 28 municipios desde el noreste de la cuenca, Axapusco, Otumba, Teotihuacán, Temascalapa, hasta el sureste en Amecameca, Ixtapaluca, Chalco, pasando por el oriente, Texcoco, Tepetlaoxtoc y Tezoyuca, para mencionar solamente algunos. Se han desaparecido cerros completos, contaminado minas con lodos tóxicos y afectando tierras de labor, pueblos y ciudades por donde circulan las góndolas. En los ejidos de Atenco, Chimalhuacán y Texcoco, recuperar las tierras que despojaron a esos ejidos.
Lo primero es detener la explotación anárquica de las minas; iniciar reuniones de trabajo con las comunidades y pueblos afectados, para organizarse y tener una planeación participativa de los trabajos de restauración y remediación de suelos, reforestación. Definir proyectos productivos agrícolas, ganaderos y forestales que permitan recuperar esa capacidad que tenía la región y que se ha venido perdiendo con los desarrollos y especulaciones inmobiliarias. Ello generaría innumerables empleos.
Quizás el programa que podría marcar la pauta de un desarrollo ordenado y equilibrado sería el ORDENAMIENTO ECOLÓGICO TERRITORIAL DE LA CUENCA y supeditar a este los programas de desarrollo urbano municipales que su pseudo desarrollo consiste en llenar de cemento todo el territorio.

Hay muchas opciones para tener un desarrollo armónico, creando empleos directos e indirectos en toda la región. Se podrían propiciar otras actividades diversas como las culturales, arqueológicas, antropológicas e históricas, cuya riqueza en la región es mucha y poco aprovechada. Las posibilidades de desarrollar un turismo ecológico, cultural y gastronómico son muy amplias.
En Texcoco, que fue centro de cultura en toda la región, no se tiene un museo digno, el cual se podría establecer en lo que es el Anexo del templo de San Juan de Dios, que fue convento, hospital, cuartel y ahora lo ocupa una escuela comercial y que bien podría ocupar otro espacio. Así mismo fortalecer el Museo del Mamut en Atenco y otros museos que hay en los otros municipios.
Hay que hacer negociaciones con los ayuntamientos que entrarán próximamente para que adopten propuestas regionales de ordenamiento territorial y que dejen de especular con los terrenos en todo el territorio. El Gobierno del Estado de México y los ayuntamientos de Texcoco, Atenco, Tezoyuca, Ecatepec, Chimalhuacán, Chicoloapan, Chiconcuac, Chiautla, Papalotla, Acolman y otros que rodean el lago de Texcoco, deberían evitar autorizar cualquier desarrollo inmobiliario que impacte la función hidráulica del lago, especialmente en los terrenos acaparados por sus dueños que tenían en mente el desarrollo de la AEROTRÓPOLIS y que seguirán buscando capitalizar esa especulación que hicieron.
Las tareas no son fáciles, pero tampoco imposibles y queremos realmente tener un lago de Texcoco y una Cuenca de México habitable y digna de sus habitantes y lograr la recomposición del tejido social.
