¿Cómo gobernará Claudia a la megaciudad?

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Por Jorge Esqueda (*)

Foto: @GobCDMX

El recién estrenado gobierno de Claudia Sheinbaum apunta a retomar el impulso original con que la izquierda llegó al gobierno de la capital del país luego de que el PRI sigue desahuciado por la ciudadanía, mientras el PAN se mantiene en colonias que ha convertido casi en sus ghettos, como las que conforman la ahora alcaldía de Benito Juárez.

La hija del 68, como ella misma se considera, forma parte del grupo que se desprendió del PRD, cuyas siglas han gobernado a la ciudad desde 1997, más en un proceso que mezcló luchas de poder internas y adelantar el triunfo de Andrés Manuel López Obrador como presidente de la República, que en un verdadero proceso de evaluación y cambio. Llama la atención la coincidencia en que Miguel Ángel Mancera fuera postulado en 2012 y gobernara la ciudad con las siglas del PRD pero sin afiliarse, con la fracasada postulación presidencial priista de José Antonio Meade, también sin afiliación.

¿Qué era ese impulso original? En buena medida fortalecer y ampliar los rubros de bienestar para la población más desfavorecida de la ahora Ciudad de México, como vales para útiles y uniformes escolares, servicios de salud, de recreación, pero sobre todo, el jonrón de instaurar una pensión vitalicia para los adultos mayores, un grupo entre los más vulnerables. Buena parte de esto, en particular las pensiones, debe acreditarse a cuando López Obrador gobernó la ciudad.

Pero no fue todo: también la construcción de los segundos pisos, idea inicialmente plasmada en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, pero concretada por López Obrador, quien también impulso el rescate del Centro Histórico, acción indispensable cuyo impulsor paralelo fue Carlos Slim.

Esas acciones atendían a casi todos los sectores de la población chilanga, por más que los segundos pisos estén ya rebasados y la renovación del Centro Histórico incompleta en áreas muy importantes y emblemáticas.

Además, debe de sumarse acciones más recientes, como la interrupción del embarazo en hospitales gubernamentales o la apertura a los grupos con preferencias sexuales diversas.

Sheinbaum ganó por el desordenado crecimiento inmobiliario de la ciudad que la vuelve cada vez más cara y envía población a la periferia; por la incapacidad para atender situaciones que han surgido en la ciudad como la actuación sin embozos de la delincuencia organizada, por supuesto la corrupción y desde luego o sobre todo, por la salida de López Obrador del PRD, que dejó a este en situación peor que al PRI capitalino y hasta con menos enclaves que el PAN, pues le quitó cuadros, militantes y organizaciones corporativas que dos décadas atrás eran priistas y ahora son del Partido de Regeneración Nacional (MORENA).

Desde las perspectivas urbana y nacional, el gobierno de Sheinbaum enfrenta muchos retos, entre otros administrar el despilfarro de tiempo y recursos que significa ser vista ya como aspirante presidencial, sin embargo, el más importante y no percibido con suficiencia, es la tendencia mundial de la que forma parte la ahora Ciudad de México antes Ciudad de los Palacios.

En efecto, la CDMX, de acuerdo a datos de Naciones Unidas, no termina donde sus límites señalan, sino incluye toda la zona urbana adyacente, la que en 2014 tenía 21 millones de habitantes, más del doble que los 8.1 millones que el Inegi le reportaba en 2015.

Las diferencias entre ambas realidades son muchas: mientras la población de la CDMX es de menos del siete por ciento del total del país, cuando nos referimos a la megaciudad que incluye a la capital, sube al 17.6 por ciento, más del doble.

El desabasto de agua a fines de octubre y noviembre por tareas de mantenimiento, nos da una leve idea de esa realidad: mientras el agua proviene de un solo lugar, el río Cutzamala, la suspensión de su reparto incluyó a la CDMX pero también municipios del estado de México, por lo que respuesta tuvo que ser conjunta.

Y mientras la población de la megaciudad –que incluye municipios de Morelos e Hidalgo– vive y existe como una sola realidad, la administración urbana incluye cuatro entidades estatales y casi una treintena de municipios, cada uno con sus propios procesos políticos y administrativos.

Ante esa realidad, la salida a otros estados de dependencias federales de gobierno ahora en la capital se ve como insuficiente, y la desaparición del Cuerpo de Granaderos como un gesto simbólico con muy escaso impacto real.

El futuro de la capital del país depende en buena medida de hacer entender a los gobiernos y a la población que forman la megaciudad, que su destino va mucho más allá de sus fronteras administrativas y crear nueva conciencia y realidad tanto política como administrativa.

El reto, por supuesto, es también para todo el país, que debe encontrar un proyecto para dirigir esa inminente realidad.

Sobre la historia de los segundos pisos: https://elsemanario.com/colaboradores/jose-serur/257687/origen-una-historia-del-segundo-piso-del-periferico/

Megaciudades: http://www.un.org/en/development/desa/population/publications/pdf/popfacts/PopFacts_2014-2.pdf

Población de México y su capital en: http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/mujeresyhombres.aspx?tema=P

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