Por Jorge Santa Cruz (*)
Foto ilustrativa: Gobierno de Puebla.
El gabinete del presidente López Obrador reaccionó al accidente mortal que costó la vida a la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, al senador del PAN, Rafael Moreno Valle y a tres personas más, de la misma manera en que lo habrían hecho los gobiernos del PRI o del PAN: negando de inmediato cualquier posibilidad de atentado porque era tiempo de pésames y no de especulaciones.
Luego, el gobierno lopezobradorista, anunció que solicitará asistencia internacional para dar certidumbre a la investigación.
A la par, sin dar mayores datos, aseguró que un peritaje de la Secretaría de Marina descartó la presencia de explosivos en la nave siniestrada.
Luis Banck Serrato, ex alcalde de Puebla, y jefe de la oficina del Ejecutivo estatal, sin embargo, exigió justicia y una investigación independiente. Dijo que la gobernadora -que llevaba diez días en el cargo- estaba convencida de que las campañas habían quedado atrás y de que era hora de trabajar de manera conjunta por el bien del estado de Puebla.
El peso político que tenían Alonso y Moreno Valle justifica la duda razonable. Atendiendo a la ley de probabilidades, es válido pensar que se trató de una pérdida de potencia o de una falla de la tripulación. No obstante, cabe pensar que podría haber sido un atentado provocado, incluso, por la delincuencia organizada.
Hoy, López Obrador es Presidente de la República y, por lo tanto, debe conducirse como estadista. Debe dejar a un lado las versiones mediáticas atropelladas y predecibles para dar paso a una comunicación de Estado clara, nítida, transparente, imparcial y convincente.
Mantener la política de comunicación social del anterior régimen (de factura prianista) lo va a conducir al mismo descrédito de sus predecesores. AMLO debe recordar los casos de Manuel J. Clouthier, de José Ángel Conchello, de Luis Donald Colosio, de José Francisco Ruiz Massieu, de Adolfo Aguilar Zínser (que fueron muertes muy oportunas para el sistema); o los de Tlatlaya y Ayotzinapa, que se han significado por el sesgo de sospecha que dieron a las investigaciones las autoridades en turno.
Lo que está en juego, además de la credibilidad del nuevo gobierno federal morenista es la estabilidad y viabilidad del Estado mexicano. Ni más, ni menos.
(*) jlsc.ua@gmail.com
