«Lo que si podemos, y deberíamos, aprender todos los mexicanos a partir de esto, es el peligro de una administración que se encuentra con la mirada tan fija en el pasado, que puede llegar a tropezarse por no mirar hacia adelante».
Por Fernanda Bello
Foto: Casa Real de España
Como muchos mexicanos saben, el pasado lunes 25 de marzo se dio a conocer que Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, había mandado sendas cartas a Felipe VI, rey de España, y al papa Francisco, en las cuales les solicitaba que pidieran perdón a los pueblos originarios de México por los abusos y el sufrimiento vividos durante la época de la conquista. AMLO afirmó que este era el tiempo propicio para la reconciliación, y propuso el 2021 como el año de la «reconciliación histórica».
Ante estos hechos, mi intuición, como la de muchos, me dijo que este acontecimiento daría mucho de qué hablar, al tiempo que generaría diversas reacciones y respuestas de políticos, periodistas, expertos y, por supuesto, de la opinión pública, tanto mexicana, como española.
Dicho y hecho: las respuestas no se hicieron esperar. Dejando de lado la invaluable colección de memes que, muy seguramente pasará a la memoria colectiva de toda una generación, me gustaría hacer un énfasis puntual en algunas situaciones que surgieron o se hicieron evidentes a partir de esta última «graciosada» presidencial.
Primero, la petición de López Obrador denotó, como mínimo, cierto nivel de ignorancia, y como máximo preocupante, un total desinterés por la investigación de las relaciones entre México y España, y de la historia y comunicados de la Iglesia Católica; también demostró un total desconocimiento de hechos históricos que diversas fuentes se encargaron de recordarle al mandatario:
- En diciembre de 1836, México y España firmaron el «Tratado Definitivo de Paz y Amistad Entre la República Mexicana y S.M.C. [Su Majestad Católica] La Reina Gobernadora de España» a través del que se proponía «olvidar para siempre las pasadas diferencias y disensiones por las cuales, desgraciadamente, han estado tanto tiempo interrumpidas las relaciones de amistad y buena armonía entre ambos pueblos».
- El Vaticano expuso, por su parte, que en 2015 el Papa Francisco, durante un viaje a Bolivia, había pedido perdón por las ofensas de la Iglesia y «por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América» y reconoció que se cometieron «muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios». Es más, uno de sus antecesores, el Papa Juan Pablo II, había bordado este tema, desde octubre de 1992, cuando se disculpó con los pueblos de América por las injusticias que fueron cometidas, señalando la necesidad de que «la Iglesia se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos».
Por otro lado, estamos los que nos preguntamos el nivel de sinceridad que podría venir de una disculpa que es exigida, en lugar de ser ofrecida. Eso sin mencionar los cientos de años que han trascurrido desde los hechos en cuestión. Ninguno de los involucrados, ni de los conquistadores ni de los conquistados, está hoy con vida. Personalmente me pregunto: ¿qué sentido tiene que personas que no recibieron tal injuria reciban una disculpa de aquellos que no la llevaron a cabo? Entiendo el valor de las disculpas históricas; sin embargo, por más disculpas que se den y se reciban, el pasado sigue ahí, con todas sus consecuencias positivas y negativas. Y, como quedó reflejado anteriormente, esta disculpa solicitada ya ni siquiera resultaba necesaria.
Además, claro está, quedamos muy mal parados ante la respuesta del gobierno de España, el cual rechazó «con toda firmeza» el contenido de dicha carta, apuntando, con mucha razón, que «La llegada, hace quinientos años de los españoles, a las actuales tierras mexicanas, no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas». Pero eso no dolió, lo que si caló fueron las respuestas de algunos españoles en las que se sugiere que somos nosotros los que deberíamos agradecer la civilización y cultura que nos trajeron. Incluso, un programa televisivo catalán, La nit dels Òscars, se burló de la petición AMLO al son del Cielito Lindo.
Lo más preocupante fue el tipo de respuestas, caracterizadas por un fuerte odio y violencia, como aquella proporcionada por el diputado de MORENA Charlie Valentino, en la cual establecía que «Desgraciadamente fuimos colonizados por la peor de las razas que son los españoles, yo no les pediría que pidieran disculpas sino que se arrodillaran ante nuestro país. Le pido a la «coronilla española» y a todos esos tipos que se hinquen ante nuestro país».
Ya sea que haya sido un movimiento con motivaciones políticas o históricas, que haya sido parte de una condescendencia a la esposa del presidente de México, o que sea parte de una estrategia para ganar adeptos de las comunidades indígenas lo cierto es que, en está ocasión, al presidente le salió más caro el caldo que las albóndigas.
En lugar de conseguir la reconciliación y el perdón que tanto anhelaba, parece que Andrés Manuel sólo logró abrir un debate y una brecha donde antes no existía. Lo que si podemos, y deberíamos, aprender todos los mexicanos a partir de esto, es el peligro de una administración que se encuentra con la mirada tan fija en el pasado, que puede llegar a tropezarse por no mirar hacia adelante.
Sea como sea, en vez de andar pidiendo disculpas por situaciones con medio milenio de antigüedad, deberíamos de preocuparnos por atender las cuestiones que azotan a nuestro país en la actualidad, como lo es, por ejemplo, la crisis migratoria en la frontera sur y el cierre de la frontera norteamericana.
Por todo lo anterior, sugiero comenzar a aceptar la responsabilidad y parte que nos toca en mejorar la situación en la que viven nuestras comunidades indígenas hoy, que muchas veces es producto de nuestras propias acciones que los discriminan y marginan (sólo hace falta voltear a ver toda la polémica que se generó alrededor de la actriz Yalitza Aparicio) y no es resultado de una corona de la que ya nos hemos independizado y con la cual ya mantenemos relaciones de amistad desde hace muchos años.
Fuentes consultadas:
Forbes Staff. (26 de marzo de 2019). México y España ya habían firmado un acuerdo de paz y olvido en 1836. Forbes México. Recuperado de https://www.forbes.com.mx/mexico-y-espana-ya-habian-firmado-un-acuerdo-de-paz-y-olvido-en-1836/
EFE (26 de marzo de 2019). El Vaticano recuerda que el papa ya pidió perdón por la conquista de América. El Universal. Recuperado de https://www.eluniversal.com.mx/mundo/el-vaticano-recuerda-que-el-papa-ya-pidio-perdon-por-la-conquista-de-america
Editor (28 de marzo de 2019). España debe hincarse ante México: diputado de Morena. La Opción Chihuahua. Recuperado de http://laopcion.com.mx/noticia/233831
