Manos siniestras, a su vez dirigidas por mentes retorcidas, han cometido este crimen.
Dos iglesias católicas, entre los objetivos, pero también tres hoteles repletos de turistas. Las cifras de muertos se elevan, más de 200 al escribir esto.

Por Roberto Santa Cruz (*)

El lugar puede estar en Asia, América, Oceanía… Los católicos, los cristianos en general, celebran la Pascua, es el cierre de la Semana Santa.

Familias completas, hijos y padres, hermanos y primos, e incluso amigos se cobijan bajo el techo de un templo. Hay un rito complejo para bendecir el Cirio Pascual y el Agua que servirá para el Bautismo. Finalmente, la Misa de Resurrección.

Este domingo de Pascua, cuando era madrugada en México, Sri Lanka vivió una serie de atentados, que nos dicen aún no tienen autoría.

Cristianos se reunían precisamente para celebrar que Jesús ha Resucitado, pero decenas de ellos han muerto por obra del odio anónimo.

Manos siniestras, a su vez dirigidas por mentes retorcidas, han cometido este crimen.
Dos iglesias católicas, entre los objetivos, pero también tres hoteles repletos de turistas.
Las cifras de muertos se elevan, más de 200 al escribir esto.

¿Por qué en Pascua?

Me atrevería a decir que el Cristianismo en general es objeto de una moderna persecución alentada por grupos de poder que buscan contrarrestar el mensaje y la obra de Jesucristo. Son aquellos que en el fondo real adoran, como gente primitiva, al Becerro de Oro.

Dos mil años de Cristianismo les estorban.

Por ello, atacarlo, difamarlo, tratar de borrarlo, pegar a sus fieles, matar a inocentes, sorprender con el terror cuando ya no hay ideas sino ceguera.

La Luz de la Pascua, no obstante, no baja de intensidad en las penumbras circundantes.
Sri Lanka investigará y quizá castigue a estos asesinos, pero ahora recemos por esas almas que buscaban volver a escuchar que Jesús ha Resucitado. La muerte, al final, será vencida.

(*) Periodista mexicano