Por Juan José Agustín Reyes Rodríguez (*)

Foto superior: Pemex.

Se estableció un Nuevo Plan de Contingencia Ambiental para la Megalópolis del Valle de México y el Valle de Toluca a partir del 23 de mayo del presente año. Llevamos décadas de sufrir las contingencias ambientales por la contaminación urbana, industrial, vehicular y aérea, que se presentan en el estiaje. Se ha sostenido como la principal fuente a los vehículos, principalmente los automóviles, por lo que se estableció como una “solución principal” el programa Hoy No Circula, limitando la circulación de vehículos un día a la semana, inicialmente.

El efecto inmediato observado fue el aumento inmediato del parque vehicular, porque la gente con posibilidades económicas de comprar uno o más autos, lo hicieron de inmediato.

Posteriormente se empezó a tomar conciencia que no sólo los autos son las principales fuentes de contaminantes, sino también las industrias, el transporte público y las actividades comerciales, entre otras.

El nuevo plan de contingencia ambiental que se ha venido renovando con medidas más drásticas sigue enfocándose en los automóviles y establecen paliativos que deban cubrir el gobierno, las industrias, el comercio, la construcción, las actividades de extracción de materiales pétreos, las industrias petroleras y energéticas, así como la población en general.

Si a lo anterior le sumamos los fenómenos naturales y humanos, como la inversión térmica, las emanaciones del Popocatépetl, los olores de los ríos convertidos en drenaje,  los basureros a cielo abierto, los sismos, los vientos cargados de partículas suspendidas de varios tamaños, causados por los incendios forestales y las quemas agropecuarias, así como por la explotación de minas, tenemos condiciones ambientales envidiables por China y otros países con alta contaminación.

Si sumamos los costos de cada una de las actividades que se dejan de hacer, los daños en la salud humana, animal y vegetal, los costos de las verificaciones, la pérdida de agua, bosques, fauna y aire de buena calidad, los días  de trabajo y clases perdidas, las horas desperdiciadas en el tránsito cada vez más acentuado, entre otros factores, serían miles de millones de pesos anuales, los cuales son pagados por la sociedad en su conjunto.

Lo que no toma en cuenta la Comisión Ambiental de la Megalópolis, es el crecimiento urbano que se sigue promoviendo en el oriente del Valle de México, con mega proyectos de viviendas, promovidos por los gobiernos estatales y municipales, como ha sucedido en Zumpango, Tecámac, Temascalapa, Huehuetoca, en el estado de México y Tezontepec y Tizayuca, en el estado de Hidalgo, programadas para ser ciudades del Bicentenario, desde principio del nuevo milenio.

Ahora Texcoco sigue en la mira de las inmobiliarias y sus socios políticos, exfuncionarios y funcionarios, es voz pública, que después de haber impuesto una unidad de cerca de 1,000 viviendas en Santiaguito, ahora están frotándose las manos para hacer otro mega negocio inmobiliario de 15,000 casas en Texopa, Pentecostés y San Simón. Se presume que la inmobiliaria es la consentida del gobierno del estado de México y del ayuntamiento, ARA.

Con la construcción en el Lago de Texcoco, del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), que afortunadamente se canceló, se desató la especulación de terrenos alrededor del mismo. Como fueron inversiones especulativas de funcionarios y exfuncionarios y sus socios, ahora están haciendo valer su influencia política  y poder económico, para capitalizar su inversión a costa de la devastación ambiental. El problema grave es el déficit del acuífero de Texcoco de más de 112 millones de metros cúbicos anuales; es un equivalente a 112 millones de tinacos de 1,000 litros que hay en cada casa. Ahora el problema se trasladó al proyecto del Aeropuerto Internacional “Gral. Rodolfo Fierro”, en la base aérea de Santa Lucía, donde no hay aceptación por muchos pueblos.

PEEERO ¡Aún hay más! En San Juan Teacalco, municipio de Temascalapa, al nororiente del estado de México, colindante con Tizayuca, Hidalgo, es un lugar que ha sido objeto de agresiones sociales y ambientales más dramáticas.

En la década de los 70´s se estableció un basurero radiactivo, con el rimbombante nombre de “Centro de Almacenamiento de Desechos Radiactivos”, en donde se “sepultaron”, supuestamente, de manera temporal por siete años, 98 toneladas de varillas contaminadas con Cobalto 60, un elemento radiactivo de alto riesgo para la población y para el acuífero Cuautitlán – Pachuca, de donde se surte de agua a 34 municipios del estado de México y 13 de Hidalgo, así como para los recursos naturales de la región y el aire de la cuenca.

También en Temascalapa, se tiene programado otro megaproyecto que de acuerdo a su Manifestación de Impacto Ambiental,  es una “Terminal de Petrolíferos del Valle de México”, con la finalidad de almacenar y transportar líquidos derivados de hidrocarburos,  a cargo de la empresa Gasoductos Servicios Corporativos S.R.L. de C.V.

 Se van a almacenar en tanques, gasolinas, diésel, turbosina y aditivos oxigenantes. La capacidad en su primera etapa es almacenar 640 mil barriles y operación de 549 mil barriles; para la segunda etapa se tiene programada la capacidad de almacenamiento de 940 mil barriles y operación 795 mil barriles.

Los combustibles serán movidos con carrotanques a la planta y de ahí en auto tanques, con capacidad de 30,000 a 60,000 litros, para la distribución al mercado.

Como podemos ver NO SE ESTÁN DANDO SOLUCIONES a la contaminación ambiental, porque la centralización de la vida pública, política, económica, cultural y social se sigue incrementando en el Valle de México.

Determinantes son los vientos que soplan del noreste de la cuenca hacia el suroeste, es decir toda la contaminación por partículas suspendidas, ozono y gases efecto invernadero, que se generen en esta parte de la cuenca, por todas las actividades humanas, seguirán depositándose en la CDMX y los municipios metropolitanos del Estado de México.

Como hemos sido testigos, las medidas del nuevo plan de contingencia ambiental, lo mismo que las anteriores,  serán otro paliativo más que no resuelve el fondo o las causas de los problemas ambientales y sus costos seguirán aumentando.

Las soluciones más efectivas y de raíz es establecer un programa real, a mediano y largo plazos, pero iniciándolo de inmediato, para descentralizar la megalópolis y no seguir promoviendo y autorizando, nuevas industrias, mega proyectos inmobiliarios, planteles educativos, centros y actividades culturales entre otras.

La propuesta del presidente López Obrador de descentralizar el gobierno federal es una parte importante para que se fortalezca la provincia. Desafortunadamente ha habido mucha resistencia de algunos funcionarios y trabajadores del gobierno para ejecutar esta estrategia de equilibrio nacional, argumentando que sería muy costoso y se desintegrarían familias y más pretextos.

Efectivamente esta estrategia de descentralizar la megalópolis sería muy costosa aparentemente. Sin embargo, si se hicieran cuentas detalladas de los costos del crecimiento exponencial de la megalópolis, en comparación con su descentralización habría mayores beneficios con la descentralización.

Queda la propuesta, que no es nueva y el reto para implantarla.

 

(*) Ingeniero Agrónomo Especialista en Bosques, por la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, Texcoco, Estado de México (hoy Universidad Autónoma de Chapingo); Maestro en Ciencias y candidato a Doctor en Recursos Naturales por The University of Michigan, en Ann Arbor, Michigan; Consultor en Recursos Naturales, Ambiente y Desarrollo.