Sheinbaum, gobernante del mal común

Foto de JSC.jpgPor Jorge Santa Cruz (*)

Foto ilustrativa: Diario de Yucatán.

El secuestro y asesinato del joven Norberto Ronquillo evidencia el pésimo gobierno de Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México. Está más que confirmado que a esta funcionaria le preocupa más que los niños vayan de falda a la escuela que la población viva segura y tranquila.

Su dogmatismo no le alcanza para entender que hombre y mujer son diferentes, pero complementarios. Que ambos son necesarios para la supervivencia de la especie; de la ideología de género no puede decirse lo mismo. ¿O sí?

Es la dignidad la que equipara a mujer y hombre. La dignidad es el respeto que cualquier persona merece por el hecho de ser única, irrepetible, racional, libre, capaz de amar y de… ¡trascender!

El principal derecho de cualquier persona es el derecho a la vida. De él se desprenden todos los demás. Tristemente, es el derecho que menos le importa a Claudia Sheinbaum. Y tan no le importa que la Ciudad de México sufre los más altos niveles de criminalidad de su historia.

Efectista, como López Obrador y Marcelo Ebrard, se la pasa justificándose («heredó los  problemas de las administraciones anteriores»), y prometiendo. Lleva ya siete meses al frente del gobierno de la Ciudad de México, pero su discurso sigue siendo el de la campaña electoral.

De López Obrador imita el manipuleo de la información. ¿Por qué no ha abierto los expedientes de los segundos pisos del Periférico, que se construyeron cuando AMLO era jefe de Gobierno y ella, secretaria del Medio Ambiente, encargada de construirlos? Pues porque hay gato encerrado.

De Ebrard —el canciller que dice medias verdades y mentiras completas— retomó el tema del botón de pánico para las unidades del transporte público de pasajeros; sin embargo, su policía es ineficaz para frenar y revertir los secuestros y asesinatos como el del joven Ronquillo, y los asaltos al transporte público. ¿Qué sabe ella de jugarse la vida todos los días, por ejemplo, en la autopista México-Pachuca? ¡Nada!

La perversidad ideológica de Claudia Sheinbaum

La razón enseña que el ser es mejor que la nada. Shaeinbaum, en cambio, pregona con sus actos que la nada es mejor que el ser. Su nihilismo, por lo tanto, empuja a la sociedad a cinco falsas concepciones de la ética.

1. La corporicista, que reduce a la persona a una mera existencia corporal, carente de espiritu y de necesidad de trascendencia. Esta visión reduccionista justifica el culto al cuerpo, tan necesario para la ideología de género.

2. La socialista, que reduce a la persona al mero papel de votante-gobernado, pero sin ocuparse de su dignidad. La toma simplemente como instrumento para llegar al poder y beneficiarse de él.

3. La consumista o hedonista, que se fundamenta en la sola complacencia de los instintos y en la mera obtención de placer. La ideología de género recurre permanentemente a este enfoque.

4. La capitalista, que sólo se interesa en vender para generar utilidad, aunque sus productos denigren a la persona. (Un ejemplo lo tenemos en la «industria del sexo» vinculada a la ideología de género y que es permitida tanto por los gobiernos liberales, como por los socialistas).

5. La demograficista, que sostiene que el otro estorba. (Estorba el ser humano recién concebido porque implica obligaciones; estorba la ley moral natural porque subordina la autoridad humana a la autoridad divina; estorba la familia natural —de papá, mamá e hijos— porque es la base del bien común).

Sin vida, no hay ningún otro derecho. Pero resulta que Claudia Sheinbaum promueve y trata de imponer una ideología de muerte. Esto explica su perversión.

¿Cómo garantizará la actual jefa de Gobierno de la Ciudad de México los otros derechos como el de la libertad, el de la seguridad y el derecho a la libre elección de estado? ¿Con qué autoridad habla del respeto a la persona cuando fomenta el odio en las minorías y las hace chocar con la mayoría? ¿Quién va a creerle cuando habla de respetar a la persona al mismo tiempo que promueve la anticoncepción o el aborto? ¿O cuando es partidaria de que se despenalicen las drogas para que las personas renuncien al pensamiento crítico y a su capacidad de autogobierno a cambio de seguir consumiendo venenos?

Ella es Claudia Sheinbaum, gobernante del mal común.

(*) Periodista mexicano

Contacto: jlsc.ua@gmail.com

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