Por Jorge Santa Cruz (*)
Foto: @TonantzinFdz.
Una falacia es un argumento falso con apariencia de verdadero. El presidente socialista de México, Andrés Manuel López Obrador, asegura que «el pueblo es sabio y bueno».
Las causas de esa «sabiduría» y de esa «bondad» no radican en el ser. No son automáticas —por decirlo de alguna manera—.
Toda persona en pleno uso de sus facultades es libre. Está en capacidad de aprender o no (de ser sabia o no), y de hacer el bien o el mal.
La generalización es incompatible con el rigor lógico y, por ende, filosófico. Pongamos tres ejemplos de generalizaciones ilógicas y, por lo tanto, falsas:
⦁ Los ancianos son sabios. Falso. La ancianidad puede proporcionar gran experiencia, pero no necesariamente la sabiduría.
⦁ Los jóvenes son imprudentes. Falso. La juventud no es incompatible con la prudencia al manejar, por dar un ejemplo.
⦁ Todos los mexicanos son borrachos. Falso. Existen mexicanos que gustan de embriagarse; los hay también que son abstemios por convicción.
Cuando López Obrador dice que «el pueblo es sabio y bueno» lo que hace es generalizar. Lo hace con el objetivo de adular a la población por la vía del sentimentalismo. Quiere que amplios sectores sociales le sigan apoyando a pesar de que carezcan de motivos reales para hacerlo. Les manipula por la vía de las emociones.
Manuel García Morente, sacerdote católico y filósofo español (1886-1942) enseñaba que la sabiduría se obtiene mediante la aplicación de un rigor metodológico:
«Esta exigencia de rigor tiene que tener para nosotros, los que vamos a hacer filosofía, dos aspectos fundamentales. Por una parte, ha de llevarnos a eliminar lo más posible de nuestras consideraciones las cómodas pero perfectamente inútiles tradiciones de la sabiduría popular. Existe una sapiencia popular que se condensa en refranes, en tradiciones, en ideas que la masa del pueblo trae y lleva. La filosofía no es eso. La filosofía, por el contrario, ha de reaccionar contra esa supuesta sabiduría popular. La filosofía tiene que llevar a la dilucidación de sus problemas un rigor metódico, que es incompatible con la excesiva facilidad con que estas concepciones de la sapiencia popular pasan de mente en mente y arraigan en la mayor parte de los espíritusPero .¹
En el mejor de los casos, se debe reconocer una «sapiencia popular», obtenida a partir de la experiencia pero, de ninguna manera, «una sabiduría popular», que conlleva un conocimiento obtenido de manera rigurosa.
Si el pueblo mexicano fuera «sabio» impediría al régimen de López Obrador maniobar para favorecer la práctica indiscriminada de abortos, legalizar la eutanasia, despenalizar el consumo de drogas e imponer la dictadura de género, que atentan contra la ley natural. Y lo que es más: le haría ver que su adoctrinamiento, basado en el evangelismo sionista, podría derivar en un conflicto religioso de grandes dimensiones, toda vez que más de 90 millones de mexicanos se declaran católicos.
En la próxima entregan nos referiremos a la manera falaz como López Obrador atribuye la virtud de la bondad al pueblo mexicano.
Bibliografía
1. Manuel García Morente. Lecciones preliminares de filosofía. (México: Editorial Época, sin fecha), 18.
(*) Periodista mexicano. Contacto: jlsc.ua@gmail.com
