Por Roberto Santa Cruz (*)
Foto: Monarquía confidencial.
El 31 de agosto de 1997 la Princesa Diana de Gales murió en extrañas circunstancias en el llamado Túnel del Alma, en París.
Aparentemente su muerte sellaba una tormentosa época para la Familia Real, donde ella denunció públicamente el adulterio de su exesposo Carlos, el heredero al trono.
Pero los Windsor ya habían tenido escándalos quizá más espectaculares y quizá más perturbadores. Para empezar, no eran Windsor, no, porque su apellido era Battemberg, alemán, pero debido a la Primera Guerra Mundial, siendo enemigos, fue mal visto que la monarquìa tuviera apellido alemán y lo cambiaron.
Pero vayamos adelante en los años 30 el Príncipe de Gales era el tío de la actual reina Isabel II. No se había casado, no había certeza de la continuidad de la descendencia real. Menudo problema.
El rubio príncipe conoció en su soltería a una señora en 1931. Era una estadounidense que estaba en proceso de divorcio y recorría el mundo: Wallys Simpson.
Dicen que el amor tiene extraños caminos. Los ingleses rápidamente supieron de la existencia de la señora Simpson. Vino el escándalo, porque el heredero tenía que casarse con alguien de su nivel, una princesa europea, muchas de las cuales hasta parientes eran suyas por la vía de la descendencia de la Reina Victoria.
El romance se intensificó y la desaprobación pública, alentada por la prensa, igual.
Al mismo tiempo, el futuro rey empezó a sentirse atraído por los cambios en Alemania bajo el régimen Nacional-Socialista. Hoy sabemos que simpatizaba con Adolfo Hitler.
Muerto el Rey Jorge V, el Príncipe de Gales llegó a monarca en enero de 1936.
Hitler llevaba tres años en el poder, Alemania se preparaba para Juegos Olímpicos. Inglaterra tenía un nuevo rey que en su círculo admitía a muchos aristócratas pro alemanes como Lady Unity Mittford, quien a su vez era recibida por el Fûhrer constantemente.
La prensa, recordemos, comenzó a subrayar que Eduardo VIII, nombre que tomó al ascender a la corona, era soltero. Divorciada finalmente, la señora Simpson seguía siendo la pareja del rey, pero… sin casarse.
Los políticos ingleses presionaron para que no hubiera boda, al menos no mientras él fuera el rey.
Una tesis que concuerda con esta presión iría en el sentido de que Eduardo VIII no debía aceptar a una divorciada. Quizá olvidando al adúltero Enrique VIII y sus sucesivas esposas en el siglo XVI.
La preocupación mayor no era ella.
Era la simpatía hacia Alemania, y entonces el escándalo se enfocó en que debería abdicar, dejar de ser rey.
En abril de 1936 el rey envía un telegrama a Hitler deseándole felicidad y bienestar en su 47 cumpleaños.
El periódico ABC publicó el 30 de julio de 2015, bajo la cabeza «El Duque de Windsor sigue avergonzando a Inglaterra», lo siguiente, copiamos textualmente:
«En entrevista en plena guerra al periodista estadounidense Fulton Oestler, con el que habló siendo gobernador de las Bahamas, adonde Churchill lo había alejado por las sospechas de traición: Sería trágico para el mundo que Hitler fuese derrocado. Hitler es el líder correcto y lógico para la gente de Alemania. Es un gran hombre».
ABC le da seguimiento al tema dos años después, el 21 de julio de 2017.
Citamos:
«El 11 de julio de 1940, Von Ribbentrop escribe a su embajador en Lisboa: «El duque debe ser informado en España, en el momento adecuado, de que Alemania desea la paz con el pueblo británico y que esa camarilla de Churchill lo está impidiendo y que sería bueno que el propio duque se preparase para futuros desarrollos. Alemania está decidida a obligar a Inglaterra a la paz y allanaría el camino para cualquier deseo del duque, en particular la ascensión al trono de él y la duquesa»».
Este mismo periódico cita la película casera donde la princesa Isabel, entonces con siete años de edad, su madre, la futura Reina Madre y su tío, el Príncipe de Gales, hacen el saludo nazi en sus posesiones escocesas de Balmoral en 1933.
El interés de Eduardo VIII por el líder alemán lo llevaría años más tarde a conocerlo en persona en el «Nido del Águila», visita que se concretó en octubre de 1937, poco después de abdicar. Tras la reunión, Hitler, de acuerdo con testigos dijo que «Wallis Simpson habría sido una buena reina».
El 10 de diciembre de 1936 Eduardo VIII deja el trono.
Europa vela las armas ante una URSS que se frota las manos.
El hubiera no existe, pero sin duda la paz entre Alemania e Inglaterra estuvo cerca, mucho más de lo que se nos ha dicho, con mayores detalles sobre la verdadera postura de muchos ingleses que apoyaban el Nuevo Orden europeo.
Eduardo VIII, en todo caso, no soportó al lobby político, aun siendo el rey.
(*) Periodista mexicano
