Por Mario Rosales Betancourt (*)

Imagen ilustrativa: Foro Económico Mundial

Sin duda fue una gran noticia la informada por el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, sobre la captura en España de Emilio Lozoya, pero con el paso de los días vemos como, por un lado, menguan los triunfalismos de quienes pretenden colgarse medallas y las alabanzas al gobierno de la 4T, y, por el contrario, crecen especulaciones y dudas de quienes sospechan la existencia de un acuerdo de impunidad entre el actual y el anterior presidente, y que en él se funda el abogado de Lozoya, cuando en lugar de decir que su cliente es inocente, se limita a señalar que él no se mandaba solo, y que si hay jucio contra su cliente, exigirá que se involucre en éste, al expresidente Peña Nieto.

Así, sólo estamos en la obertura de algo que puede ser un gran éxito del actual gobierno, si se logra extraditar, conocer toda la verdad y castigar a todos los culpables, sean quienes sean, tanto exfuncionarios de anteriores gobiernos, como empresarios que hayan sido cómplices. Pero, por el contrario, si no se logra la extradición o si ésta sólo permite que se le juzgue por algún o algunos de los muchos delitos y quedaran fuera los principales, seria un gran fracaso.

Para empezar, la primera evidente falla del actual gobierno fue que ya siendo señalado por múltiples fechorías, como Odebrecht, la planta de nitrogenados, OHL, etc., etc, se pudiera fugar del país.

Su captura así, no es un mérito del gobierno mexicano, sino de la policía española ligada a INTERPOL y es más, si no fue algo pactado, fue resultado de la torpeza y frivolidad de Lozoya, de no saber esconderse en un lugar discreto y manteniendo bajo perfil, y no el suntuario lugar en que fue capturado.

La clave ahora estará en cómo la fiscalía autónoma integre la solicitud de extradición, con base en base el tratado que tenemos con España, porque de concederse, únicamente podría ser juzgado Lozoya por los delitos que acepte España.

Un factor también importante, será el tiempo. Si tarda demasiado, las especulaciones negativas crecerán. Así que todavía falta mucho por escribirse en esta historia de tanta corrupción.

(*) Abogado, periodista y profesor universitario