El abandono del IMSS y el grave caso de contagios de Covid-19 en el HGR 72

Mario Rosales Betancourt(*) Por Mario Rosales Betancourt

Imagen: Especial

Escuchar al director del Seguro Social, Zoé Robledo, minimizar el brote de coronavirus que ha afectado en principio al personal médico del Hospital General Regional 72 del IMSS —ubicado en Tlalnepantla, Estado de México— es irritante.

Yo hace muy poco, aproximadamente 10 días, estuve en ese hospital, en el cual trabajó mi esposa hasta obtener su jubilación; la acompañé porque le iban a hacer una curación. En esa ocasión le dijeron que no se volviera a parar en él, porque había enfermos de Covid-19.

Por lo anterior, existe la posibilidad —remota pero real— de que mi esposa y yo (como una gran cantidad de pacientes que ha sido atendida o ha ido de acompañante) nos hayamos contagiado.

Lo primero que vemos en la declaración de Zoé Robledo, director del IMSS, es que el sólo habla de 20 médicos contagiados, y a mi esposa —que hasta hace poco trabajó en ese hospital— sus excompañeros le señalan que son más de 50 los trabajadores de salud que sufrieron el contagio de coronavirus. Parece, pues, que hay un intento de ocultar o minimizar las cifras.

Y la otra cosa absurda es la insistencia de decir que el brote no tuvo un origen hospitalario, sino vino de la calle, como si eso importara mucho.

Pero, en cambio, nada se dice de que los trabajadores de la salud de dicho hospital —uno de los más importantes en el Valle México, situado sobre la avenida Gustavo Baz, en la zona centro del municipio de Tlalnepantla— hicieron recientemente una fuerte protesta porque no se les dotaba del material médico para su cuidado y protección y para seguridad de los derechohabientes.

Ciertamente, la falta de medicamentos y de equipamiento en el Hospital General Regional 72 del IMSS tiene mucho tiempo. Lo sé por el trabajo de mi esposa, y porque yo mismo fui atendido ahí en varias ocasiones.

Pero no sólo son los casos de Monclova y ahora  de Tlalnepantla. Desde antes de la pandemia, en gran parte del sector salud no se contaba con los recursos humanos y materiales para atender a los enfermos en la mayoría de las clínicas y hospitales.

Y el ISSSTE está peor. Por ejemplo, antes de la pandemia intenté sacar una consulta programama, pero después de seis meses de intentarlo, no lo logré.

O sea que aún antes de la pandemia, ya estaban saturados y servían en forma ineficaz e ineficiente los servicios médicos públicos.

Desde luego a los médicos, enfermeras y demás personal —incluso el ahora muy importante, el dedicado a la limpieza— se le debe reconocer y, desde luego, darle todo el apoyo.

Lo que sucede en el Hospital General Regional 72 no debe, como pretende la autoridad, minimizarse. Es un brote que por el lugar y la zona metropolitana en que sucede, debe no sólo de preocuparnos, sino de ocupar y mucho, a las autoridades del sector salud.

(*) Abogado, periodista y profesor universitario

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