Llega desprotegido y agotado a la fase crítica de la pandemia

Por Jorge Santa Cruz
Imagen ilustrativa: @pedro32382449
México vive el momento más peligroso de la pandemia de Covid-19 porque el personal médico trabaja sin la debida protección, sin los instrumentos necesarios y porque está exhausto.
Médicos consultados por quien escribe señalaron que los hospitales han sido rebasados por la creciente demanda de enfermos de coronavirus.
Añaden que las autoridades manipulan los números de camas disponibles, porque en ellos incluyen las que están en lugares alejados, incluso en sitios que tienen baja incidencia de Covid-19.
Explican que la tasa de letalidad que difunde el gobierno mexicano es inexacta porque divide el número de casos confirmados de coronavirus entre el número de fallecimientos.
Esto resulta ser una trampa, porque la letalidad se debe calcular a partir de los casos que ya tuvieron sus respectivos desenlaces, es decir, se debe dividir el número de enfermos que sanaron entre la cifra de los que murieron a causa de la pandemia. Así se debe hacer el cálculo.
Aseguran que las protestas del personal médico y de enfermería en México están más que justificadas porque la mayoría de estos profesionales atiende a los pacientes de Covid-19 sin contar con la protección debida.
Agregan que las autoridades, desde el presidente de la República hasta los directores de hospitales, pasando por el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell, nunca van a aceptar las carencias y los abusos.
En las conferencias mañaneras, los funcionarios dicen que hay suficientes camas, mascarillas, guantes quirúrgicos, etcétera. Los médicos consultados lo niegan; pero no se limitan a eso, sino que hacen una propuesta muy lógica: que una organización de reconocida solvencia clínica y ética verifique los dichos de los funcionarios de manera simultánea.
Una realidad inquietante
¿Qué pasa en los hospitales públicos de la Ciudad de México donde se recibe a pacientes con Covid 19?
Que están saturados, desbordados. Y que la gran mayoría de enfermeras y médicos tienen que recibir a los enfermos de este coronavirus sin protección. Es falso, por ejemplo, que se hayan distribuido suficientes mascarillas N95 al personal de salud adscrito a las unidades de Covid-19.
Cada mascarilla N95 se puede utilizar una sola vez y cuesta, en promedio, 200 pesos mexicanos (casi 8.3 dólares de los Estados Unidos). La compra de siete mascarillas N95 a la semana da una cantidad de mil 400 pesos (poco más de 58 dólares estadounidenses). ¿Cuántos médicos, enfermeras, camilleros, empleados administrativos y de limpieza pueden absorber esa cantidad? Muy pocos.
Ah, pero si el personal de salud en México se niega a trabajar por temor al contagio le sancionan con actas administrativas y -si persiste en el reclamo- lo despiden.
Los medios impresos, televisivos o digitales muestran a médicos y enfermeras con todo el equipo de protección: piyama quirúrgica, careta, mascarilla N95, guantes estériles… Lo que no dicen ni los medios ni las autoridades es que ese traje sólo se puede usar una vez.
Los profesionales de la salud no se lo pueden quitar para ingerir alimentos o ir al baño. Se tienen qué aguantar las ganas de comer o de orinar durante las horas que dispongan sus jefes.
Al momento de escribir el presente artículo (noche del miércoles 29 de abril de 2020), el número de personas fallecidas por Covid-19 en México es de mil 732 y el de casos confirmados, de 17 mil 799.
La contingencia en el país va para los 40 días. Son casi siete semanas en que el personal médico mexicano se ha entregado a esta noble labor, a pesar de la escasez de recursos, negada insistentemente por los políticos.
El dato es importante porque el personal sanitario adscrito a la pandemia de Covid-19 ya presenta signos de cansancio. Un cansancio que se agrava por el malestar que le genera el saberse abandonado a su suerte.
Nuestros médicos, enfermeras y enfermeros están agotados y la fase crítica apenas inicia. Usted que nos lee tiene la mejor opinión.
