Las empresas y el consumidor final carecen de una cultura financiera, organizacional, planeación y previsión
Por Marlene Martínez Leal (*)
Imagen ilustrativa: Gaceta UNAM
Sin duda, hoy estamos en una situación inédita debido a las condiciones que se están desarrollando con motivo de la pandemia de COVID-19 en todo el mundo. Derivado de ello, es una realidad que las grandes potencias, las transnacionales, los consorcios, las grandes firmas, negocios federales, locales y hasta la «tiendita de la esquina», han hecho modificaciones en su forma de operar, tanto administrativa, como financieramente.
¿Quién pagará por esos cambios que no se pidieron y llegaron? Todos y cada uno de los costos han sido absorbidos en primera instancia por parte de los dueños de todos estos negocios y, en algunos casos, tuvieron un efecto positivo para el bolsillo del consumidor final.
Así, por ejemplo, tenemos el caso en Estados Unidos de la caída del precio del petróleo en mayo de este año, que lo colocó, inclusive, en números negativos, debido a una falta de demanda y una sobreoferta del producto, como una consecuencia del confinamiento derivado de la pandemia y de las acciones que se implementaron para el manejo de la misma. (Bermúdez, 2020).
Sin embargo, tenemos el caso contrario en productos como alimentos y bebidas que registró un incremento en sus precios de hasta el 0.74%, así como en los productos para el cuidado personal y/o medicamentos de un 0.42% más caro que el primer bimestre del año actual (García, 2020).
¿Qué hacen las empresas o la «tiendita de la esquina» para no morir? El ciudadano de «a pie» no sabe si la empresa tenía reservas o un buen flujo de efectivo; si había hecho previsiones para un caso de crisis; si tiene un stock suficiente de productos… Lo que sí sabe es que ese negocio o empresa —para poder seguir viva— tiene que operar bajo las condiciones actuales o anteriores, ofreciéndole bienes y servicios a precios que pueda pagar. Lo anterior implica para los oferentes absorber esos costos de una u otra manera a fin de no perder su mercado base.
Por lo tanto, se han visto en la necesidad de hacer una modificación en su cultura financiera (desde los grandes empresarios hasta el ciudadano común) para poder enfrentar periodos de crisis, y es, en este sentido, que las finanzas sanas son uno de los mejores aliados en un tiempo como el que hoy estamos viviendo.
Seguro preguntarán «¿finanzas sanas?, ¿de dónde?». Habrá que ver por un lado a las empresas, las cuales tienen el pago de impuestos y pago de servicios —no aquellos derivados de su razón de ser—, una mala planeación administrativa y financiera, tomándola como si fueren pozos de eterna liquidez.
Y por otro lado, considerando que teníamos hasta 2018 a 52.4 millones de personas en pobreza en nuestro país, las cuales subsisten con un ingreso mínimo, suficiente para la obtención de una canasta básica alimentaria (CONEVAL, 2018).
La reorganización del sistema económico, administrativo y financiero debiere ser proporcional y constante para no sufrir los embates de una pandemia como la que hoy estamos viviendo, y en la que quienes recienten con mayor fuerza estos ajustes son los consumidores finales.
Fuentes consultadas
Bermúdez, Á. (21 de abril de 2020). Caída del precio del petróleo: 3 razones por las que el crudo estadounidense WTI se vendió a precio negativo y cómo afecta a América Latina BBC News. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-52362340
CONEVAL. (2018). Medición de la pobreza. Pobreza en México. Recuperado de https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx
García, A. K. (07 de abril de 2020). Primer mes con Covid-19 en México: alimentos y productos de salud, los que más encarecieron. El economista. Recuperado de https://www.eleconomista.com.mx/economia/Primer-mes-con-Covid-19-en-Mexico-alimentos-y-productos-de-salud-los-que-mas-encarecieron-20200407-0071.html
(*) Marlene Martínez Leal
Maestrante en Administración por la FCA-UNAM. Lic. en Política y Gestión Social por la UAM-Xochimilco. Docente en la Facultad de Economía de la UNAM-CU. Investigador independiente en problemas y proyectos vinculados a la administración, economía, política, sociedad y relaciones internacionales. Miembro actual y activo de la AMEI, AMECIP, ALAST, SOMEE y otras. Ponente en diversos congresos y seminarios.
