Vacunas: ¿concertación por la vida o complicidad política?

Por Mario Rosales Betancourt (*)

Imagen ilustrativa: Bao_5 (Pixabay)

No hay mejor negocio que vendernos ilusiones. En nuestra angustia por ver cómo la epidemia de coronavirus no se supera, la predica de una muy próxima vacuna, nos exalta y permite que se nos manipule. Ya el presidente López Obrador la señala como la luz al final del túnel.

Y así vemos a socialistas alabando a empresarios, y a liberales y libertarios apoyando medidas que necesariamente llevaran a practicas estatistas.

Lo primero es que ni los gobiernos, ni sus políticas públicas, por sí solas, ni mucho menos un sistema de libre mercado y la iniciativa privada aislada, podrían generar la solución que la humanidad espera. Sólo es posible juntos en una economía mixta, que esté por encima de intereses particulares, tanto de políticos como de empresarios, y de ideologías defendidas por dogmáticos que olvidan que su concepción de lo que debe ser, no es lo que es.

Los enfrentamiento entre naciones, entre sectores productivos (o sea el público, el privado y el social), entre lo interno y lo internacional, entre los factores productivos (en particular trabajadores y empresarios), son divisiones que impiden la pronta solución; en cambio, la unidad de la comunidad internacional, de gobiernos, empresas, organizaciones internacionales, nacionales, de la sociedad civil organizada, científicos, en fin, de todos que puedan aportar algo, es la única posibilidad de superar esto, que es ya una tragedia universal.

Pero esta utópica concertación se ve casi imposible, porque los políticos sólo buscan mantenerse o mantener a sus partidos en los gobiernos y las grandes trasnacionales, mantener y si fuera posible incrementar ganancias. Por lo anterior, si bien se da una alianza entre gobiernos y empresas, en ella el fin no es la vida, la salud y el bienestar de la humanidad, sino sus intereses. Por eso, la contienda por ser el primero en lograr la vacuna y el supuesto altruismo de grandes multimillonarios evidencian que es sólo una alianza estratégica entre poderes políticos y económicos.

Putin ya se autoproclamó vencedor en la carrera por la vacuna. Trump sabe que si antes de noviembre logra vender la ilusión de la vacuna, hará olvidar a sus electores el pésimo manejo que ha hecho con respecto a lo que llama el virus chino; y aquí, Andres Manuel López Obrador ya vende la idea de que seremos de los primeros países en tener la vacuna y que será gratuita, con fines políticos, donde además de lo electoral y el fortalecer su imagen, logra demostrar que tiene la simpatía y apoyo de Slim y -con eso- de los grandes empresarios. Pero al dejar que el que se proyecte con el tema de la vacuna sea el canciller Marcelo Ebrad, para muchos ya se ve que esta definido, quién será su sucesor.

Así, la vacuna (aun sin que realmente se sepa cuando podremos aplicarnosla con seguridad) ya rinde beneficios políticos, que tapan graves errores y fortalecen tanto a gobiernos como a grandes empresarios en algo que más que concertación parece complicidad.

(*) Profesor titular C con 44 años de antigüedad en FES Acatlán, UNAM. Profesor con 39 años de antigüedad en UAM-Azcapozalco. Miembro de ANPERT (Asociación Nacional de Periodistas de Radio y Televisión) y de CONAPE (Compañeros Internacionales Periodistas y Editores).

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