
Por Calli Martínez
Imagen ilustrativa: @HLGatell
El año 2020 lo despedimos con un total de 125 mil 807 fallecimientos por la pandemia del Covid-19, en México. Al menos esas son las cifras oficiales.
Pese a lo anterior, el subsecretario de Salud, el doctor Hugo López-Gatell, encargado de informar a la sociedad sobre los avances de esta temible enfermedad, decidió irse de vacaciones a una playa de Oaxaca, rompiendo su ya repetitivo lema de «Quédate en casa». Nadie le niega el derecho a tener días descanso; lo que no tiene perdón es que se haya ido en el momento más crítico de la pandemia.
Mientras que el doctor Hugo López-Gatell disfrutaba del sol, del mar, de la arena, de una convivencia familiar, miles de doctores, doctoras, enfermeros y enfermeras, trabajaban arduamente salvando vidas.
Para su regreso, en la ya tradicional conferencia nocturna dijo: «No tengo nada que ocultar, fui a la costa de Oaxaca, a la región de Pochutla, que es un sitio hermoso». Para nada se acordó de quienes llevan 10 meses metidos en los hospitales trabajando heroicamente.
Es aquí donde me pregunto: ¿en dónde quedó la congruencia de un funcionario público que dice «Quédate en casa»? ¿Debería renunciar a su cargo el Dr. López-Gatell? Sí, ha cometido demasiados errores, no sólo en sus pronósticos sino en la gestión de la pandemia. Su jefe, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, en vez de exigirle la renuncia, solamente lo defiende, diciendo que el subsecretario ha estado trabajando de manera muy intensa, y que está cumpliendo con su responsabilidad, además de que tiene derechos.
Así como en México hay casos de funcionarios públicos que se van de vacaciones en medio de una pandemia, un ministro de salud en Nueva Zelanda, David Clark, impuso un confinamiento estricto a la población; el fin de semana que comenzó el 25 de marzo de 2020 se fue con su familia a la playa. Lo descubrieron y presentó su renuncia. «Como ministro de Salud es mi responsabilidad no sólo cumplir las reglas, sino dar ejemplo», dijo.
En Canadá, el ministro de Finanzas de Ontario, Rod Phillips, renunció tras vacacionar con su familia en pleno confinamiento. Aunque intentó ocultarlo, el escándalo le estalló de tal manera que los canadienses exigían coherencia.
En México, no hay ningún respeto por los familiares ni por los expertos en salud, que día con día se desgastan física y moralmente por salvar vidas, mientras que otros se van a la playa sin remordimiento alguno, contraviniendo las recomendaciones que ellos mismos dan a la población.
