
Por Fernando Salvador Ugalde Uribe (*)
Imagen ilustrativa: pngcm03 en Pixabay
Durante el primer bimestre del año, fue firmada una orden ejecutiva por la Casa Blanca en donde se incluyen 72 medidas diseñadas para erradicar las prácticas anticompetitivas en la economía de los Estados Unidos. Lo diferente de esta orden ejecutiva es que Joe Biden propicia una mejora de salarios, eliminando las restricciones a trabajadores y empleados.
Entre estas restricciones se encuentra el famoso documento NDA (NON-DISCLOSURE AGREEMENT o acuerdo de confidencialidad), el cual impide que después de dejar la empresa, puedan trabajar dentro del mismo ramo de su especialidad; eso ocasiona que el trabajador busque otras posibilidades sin tener en cuenta su especialidad. (A mí me sucedió cuando mi empresa me despidió: no pude trabajar en otra empresa del mismo ramo de mi especialidad durante 5 años). el NDA consiste simple y llanamente en que un trabajador no puede moverse y trabajar para la competencia, buscando una mejora de salarios, durante un periodo largo de tiempo. Mejorar la protección a los trabajadores y eliminar el NDA va a permitir que pueda haber un movimiento paralelo de trabajadores dentro del mismo ramo, mejorar los salarios de los trabajadores por su competitividad y que se sigan conservando las especialidades.
Asimisno, estas políticas económicas repercuten en el cliente final y en las utilidades de la empresa, porque los salarios más altos elevan los costos; en lo sucesivo, al tratar de eliminar la competencia entre pares, con prácticas del mercado similares a las de sus competidores podrían influir en el movimiento global de los mercados, de manufactura principalmente.
Estas políticas económicas también alcanzaron a México; específicamente es el caso de la GM de Silao, Guanajuato, en donde no solamente cambiaron al sindicato. Derivado del T-Commerce, Marcelo Ebrard en su calidad de canciller y Tatiana Clouthier como secretaria de Economía, tuvieron que intervenir en el conflicto, aunque a Luisa María Alcalde Luján, secretaria del Trabajo, no le hizo ninguna gracia. Así que, en lo sucesivo, debemos esperar una intervención directa americana en los sindicatos, las empresas y dentro del Servicio de Administración Tributaria (SAT) que es el que cobra los impuestos en México. Esta intervención se dará tanto en el pago de impuestos como en la mejora de salarios pasando por el monto de las utilidades. Involucrará tanto a los corporativos extranjeros que operan en México como a los mexicanos. Todos tendrán que aplicar las mismas políticas económicas antimonopolio dictadas desde la Casa Blanca.
Por otro lado, la producción americana esta regresando al nearshoring, esto es, dejar los mercados alejados (asiáticos) y concentrarse en países cercanos; se calcula que en México están trabajando aproximadamente 80 000 empresas. Dentro del ranking de Expansión (el de las 500 empresas más importantes de México) se encuentran 234 americanas, esto representa el 48% del poder económico de México. Estamos hablando de 652 mil millones de dólares en ventas anuales. Lamentablemente, la Secretaría de Economía de México, a cargo de Tatiana Clouthier, carece de estadísticas actualizadas y, por ende, de una política de estado en materia económica.
Y usted ¿que opina de esto?
Saludos cordiales.
(*) Candidato a doctor en educación y académico universitario
