
Por Mario Rosales Betancourt
Imagen ilustrativa: SEDENA
Imaginemos a una persona que, por no haber recibido el tratamiento médico preventivo y curativo adecuado y a tiempo, tuvo que ser intubada para evitarle la muerte, y se dijo a los familiares que ese respirador artificial iba a ser solo algo temporal, en lo que se preparaba el tratamiento efectivo para que pudiera respirar por sí mismo.
Pero que, por no cumplir los médicos (o sea, porque no desarrollaron el tratamiento adecuado que habían prometido) se pone a consulta de los familiares si se retira el dispositivo, sin tener otra alternativa.
Es evidente, que votarán por que se mantenga el intubamiento, aunque esto no permita la recuperación de la salud del paciente, porque lo otro implica la muerte.
El llamado ejercicio participativo (por no poder utilizar el nombre de consulta) para decidir sobre la permanencia del Ejército en las labores que deberían ser de una eficiente policía, es una ocurrencia, porque, primero, ya se sabe cual será el resultado, pues nadie en su sano juicio votará porque se retire al Ejército de las tareas de seguridad pública si aún no hay una policía honesta, eficiente y eficaz. Retirar a las Fuerzas Armadas en este momento dejaría indefensa a la población.
Como es obvio el resultado, el llamado ejercicio solo sirve para movilizar a los operadores y partidarios de la 4T, y, sobre todo, ocultar qué tanto el gobierno actual (cómo los anteriores) fracasó en la tarea de formar los cuerpos de seguridad pública, o sea, de policía, que requiere la Nación.
Así, el que con una antelación de años se establezca que el Ejército debe seguir en una importante tarea, pero que es propia de una policía de la que carecemos, solo justifica que no se avance en ello.
Por eso en lugar dilapidar esfuerzos y costos en un ejercicio en que se evidenciará que no se confía en cuerpos policíacos, sería mejor emplear los recursos en la formación de esos cuerpos policíacos.
El peligro de la prórroga con tanta anticipación para que siga el Ejército en la seguridad pública, y que se justifique con un ejercicio amañado de seudoconsulta esta participación, es que el gobierno descuide o se atrase en lo que es lo verdaderamente importante: que tengamos lo antes posible una adecuada policía para no depender del ejército.
