En los tiempos más nefastos y autoritarios de los gobiernos priistas por lo menos se guardaba la forma. Las muestras de apoyo al gobierno no eran convocadas por el presidente de la República

Por Mario Rosales Betancourt
Imagen ilustrativa: Partido Morena
Las marchas de protesta, son las manifestaciones de minorías gobernadas contra un gobierno; pero un acto como este, el del domingo, convocado por el propio gobernante, solo es para demostrar su fuerza, no es un acto democrático. Será una manifestación de lo que lo que Aristóteles señalaba como la forma impura y pervertida de esta, la cual denominó como demagogia.
En los tiempos más nefastos y autoritarios de los gobiernos priistas por lo menos se guardaba la forma. Las muestras de apoyo al gobierno, como las de Díaz Ordaz en 1968 o las de López Portillo por la expropiación bancaria, las organizaban el partido, las centrales obrera o campesinas, pero no era directamente el propio presidente quién las convocaba.
Así, más que un apoyo popular, lo que se demostrará es fuerza y capacidad de manipulación de las conciencias. La marcha de mañana no será el resultado de un despertar de conciencias, sino el resultado de una muy eficaz propaganda, un excelente manejo de la mercadotecnia, una capacidad de comunicación asombrosa y un manejo pervertido de programas sociales que convirtieron al presidente en un mesías.
Sí: en un mesías al que se le tiene una fe ciega, a tal grado que se le creen sus otros datos más que a los datos que a la realidad.
Un iluminado al que se le tiene una esperanza que resiste el paso del tiempo, aunque no logre lo prometido. Basta con que sus seguidores piensen que cumplirá sus promesas de campaña.
Un redentor al que se le agradece una supuesta caridad que confunde lo que es gasto público con dádivas del presidente.
Será un gran evento de culto a la persona, que acrecentara un poder, que se quiere sea ilimitado, sin contra peso alguno, sin órganos autónomos, sin oposición, que nos acerque más que a una dictadura del proletariado, a una proletaria dictadura. Dictadura en la que no solo el que no está conmigo, está contra mi, sino aquella donde el que no está conmigo, no podrá estar en el país, que se reserva el derecho de admisión a los no incondicionales.
Muchos seguramente irán por convicción, otro serán acarreados y/o presionados. Pero con los de apoyo y los de a fuerza, serán muchos y el presidente quedará muy contento de sus logros.

Sí innegable que genta vaya a ir por convicción pero entendiendo los tiempos cronológicos cierre de año y momentos políticos esto es pura manipulación.
No dudo que este personaje es conducido por un poder superior y ese es ni más ni menos que por el judío Larry Fink, cumpliendo una de las tareas de desestabilizacion control y plan del nuevo orden mundial.
Dictaduras como Rusia y China han traído grandes avances y mejoras pero a un alto costo social, hoy día en México se juega y se apuesta a algo similar.
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