¿Qué esconde el pretendido humanismo de López Obrador?

En el humanismo no puede haber un «primero los pobres», ya que esto es del socialismo, que es también contrario al humanismo

Por Mario Rosales Betancourt

Imagen ilustrativa: Gobierno de México

El humanismo es el pensamiento, la ideología que pone en el centro al ser humano como motor y razón de todas las cosas. Fueron los griegos, como Sócrates, Platón y Aristóteles, quienes lo forjaron; y fueron los llamados humanistas del Renacimiento ―en los siglos XIV y XV― los que (rompiendo con la escolástica, en la llamada Edad Moderna) retomaron estas ideas y las trajeron a nuestra tierra americana valiéndose de misioneros como Vasco de Quiroga, quien, inspirado en Tomás Moro y Erasmo de Rotterdam, las puso en la práctica en la Nueva España.

El humanismo es lo contrario a las concepciones teocráticas de las religiones, que ponen como centro de todo a Dios, cómo era en la Edad Medía; y también al estatismo, que pone en el centro al Estado y, con ello, al gobierno. También, es contrario al populismo que pone en el centro a un concepto abstracto de pueblo, y al socialismo que pone en el centro a una clase social, como el proletariado.

El humanismo es individualista. Parte de que cada ser humano vale por sí mismo, y de que cada uno es único, distinto e irrepetible; que tiene derechos, por el solo hecho de ser persona, aunque no se los otorgue el estado.

En el humanismo no puede haber un «primero los pobres», ya que esto es del socialismo, que es también contrario al humanismo.

El humanismo mexicano, ya existe. Es el que llegó del humanismo europeo, del ius naturalismo de pensadores como Francisco de Victoria, de quien salió la idea de los derechos humanos.

No veo la necesidad de llamar humanismo a un populismo como el del presidente López Obrador, que centra todo en lo que llama pueblo, a no ser que lo haga porque teme usar la palabra socialismo o, más aún, la de comunismo, que sería más acorde con sus ideas, para las cuales lo más importante es el pueblo, y de que primero deben estar los pobres.

En el humanismo no debe haber ni primeros, ni segundos, ni últimos; se debe considerar a todos los seres humanos, aunque distintos, como iguales y libres, con el pleno derecho de que todos, en especial los gobernantes, les respeten sus derechos humanos.

9 comentarios sobre “¿Qué esconde el pretendido humanismo de López Obrador?

  1. Excelente idea central: En el humanismo no puede haber un «primero los pobres», ni los ricos, ni el pueblo, sino el individuo humano con sus derechos naturales inalienables.

    Sin embargo se ha de purificar el texto, para hacerlo enteramente acorde con la realidad, los escolásticos, los humanistas católicos y las Historia. Y es bueno precisar más.

    El humanismo católico nunca ha puesto al hombre en la cúspide o centro del universo de todos los seres. Ese trono o centro es Dios, y así lo confiesan, de lo contrario no serían católicos.
    No rompen, pues, con la Escolástica, en ese punto.

    El individuo tiene derechos inalienables pero no absolutamente, porque todos sus derechos dependen de su derecho a la vida biológica o terrenal, y éste se pierde cuando se merece la pena de muerte.
    Como esta pena, para que sea justa, ha de ser, además de proporcional al delito que castiga, debe provenir de legislador de una sociedad legítimamente constituida en política, la posesión material justa de los derechos fundamentales del individuo dependen de su legislador social o estatal, del que es súbdito, y de las potestades judicial y de brazo secular.

    El derecho a la verdadera Religión, pertenencia a la verdadera Iglesia (la católica integrista), y culto cristiano auténtico no dependen formalmente de ningún soberano temporal, como tal.
    Ninguna pena puede imponer, al individuo, apostasía de la Fe Cristiana, ni infidelidad práctica alguna a la Iglesia Santa, repito : Santa, no a desviados en teoría o en práctica interesada en el caso.

    Esos pensamientos dogmáticos los poseen todos los humanistas católicos.

    El pueblo, para el humanista cristiano, no es un ente físico como sujeto primordial de derechos, es un conjunto de individuos, cada cuál con sus propios derechos, y, en cuanto conjuntados e individuos integrantes de una sociedad organizada, tiene, cada uno, los derechos que como «derechos del pueblo» le corresponden política o socialmente.

    Ricardo de Perea y González, Presbítero, emérito Capellán Castrense del Ejercito del Aire del Reino de las Españas, en uno de sus «reductos, el en suelo europeo».

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      1. Antes Os guarde a Vos. Sepan los habitantes nuestros de Nueva España, que todo católico español que se duele de sus errores y pecados, amando a Dios, ama a sus hermanos mejicanos, lamentando no poder estar más unidos, bajo un Gobierno sito en Méjico, si fuera necesario, para una verdadera independencia de las Españas contra el dominio del globalismo sionista mundialista antihispánico.
        No tenemos ganas de mandar en Méjico, pero todavía nos queda un cierto vago ideal de que todos juntos podamos admitir a un mon-arca que a todos nos rescate pues todos o casi todos lo queramos.
        Sin embargo, los graves problemas de índole doctrinal, espiritual y moral que nos afectan a mejicanos y desdichados de la España de suelo europeo son tan grandes y profundos, que la división política territorial de países del antiguo Reino de las Espaldas no es un mal en sí, porque la política exterior puede suplir muy con creces.
        Tan sólo faltaría una cosa, que nos toca a los católicos e hispanistas (en sentido amplio) de cultura y corazón predicar e infundir en las almas: El sentido de Patria grande hispánica, que incluye a la España sita en suelo europeo, no como la de «Vos de la patria grande», de YouTube, que, como el español renegado, traidor y asesino en masa y en serie, masón, Bolívar, antes de su conversión, propugna una «América hispana unida, como patria internacional» excluida la España ubicada acá.

        Ya digo, tan mal está todo en todas partes, que no quedan ganas de mirar directamente a la política.
        Lo haremos desde la Luz del Evangelio y el Magisterio Católico Tradicional hasta Pío XII, y desde éste inclusive, ya sólo algunos documentos, con reservas y sometidos a la crítica de los criterios y doctrina del Magisterio eclesial surgido anteriormente.

        La política y el hombre directamente mirados dan ganas de cerrar los ojos y volver la cabeza y los ojos a sólo Dios y a sus criaturitas perfectamente inocentes.

        Recibid un muy cordial saludo.

        Vuestro

        Ricardo de Perea y González, Presbítero, emérito Capellán Castrense del Ejercito del Aire de la España de capital ubicada en suelo europeo.

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      2. Estimado Padre: gracias de corazón. Necesitamos una Patria hispánica, una sola, que anuncie la Patria eterna. ¿Me permite dar a sus comentarios, en lo sucesivo, el tratamiento de artículos? Le mando un fuerte abrazo en Cristo Nuestro Señor y en la Santísima Virgen María. ¡Viva Cristo Rey!

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      3. Vos podeis disponer libremente de cuanto tengo, cuanto soy y cuanto digo (una única condición saludable y grata: Corregidas sean las erratas).
        Nadie más que Dios Os pondrá cualquier otra condición.

        Cuando escribo, regalo siempre lo que escribo, a todos.
        Lo escrito es de las cosas que se pueden reproducir y obtener sin borrar el escrito original.

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      4. En cuanto a la unidad ya la tenemos.
        Cuando un español se hace misionero, se da a sus misionados.

        Cuando los mejicanos estén complacientemente conformes con tener a un gobernante español autóctono de acá, y lo estarían si se nacionaliza Mejicano, ya habrán aprendido nuestra última lección de unidad.
        Os aseguro que los españoles, de izquierdas y derechas, y de nada, no tienen inconveniente alguno en ser gobernados por un mejicano, máxime si está en vigor algún acuerdo internacional de doble nacionalidad mejicana/española.
        Pero, entre nosotros, nos importa un bledo la nacionalidad política o artificial.
        En estos últimos años hemos desarrollado una gran aversón a las artificialidades y arbitrariedades humanas políticas, que restringen nuestra grandeza espiritual y anímica.
        La gran unidad que impera la unidad política posible es el amor recíproco profundo entre españoles y mejicanos, nuestro amor a nuestra cultura hispánica común, y, sobre todo a nuestra Traducción Católica hispánica, con nuestros místicos, predicadores, teólogos, filósofos escolásticos, literatos, poetas, aristas, etc. .
        Los independentistas indigenistas Wok nos acusan de querer reconquistar y gobernar la América hispana.
        Nada más lejos del ánimo español. Más bien estamos abiertos a que nos conquiste «nuestra» América.

        En realidad es recíproca conquista llena de afecto y bondad la que nos conviene, sin obligar a nadie, pero venciendo con la Razón y nuestros comunes tesoros, al enemigo secesionista, que siembra odio entre los hispánicos, mentiras, leyenda negra, y separatismo (el peor : la división religiosa, espiritual y de Civilización a la que esa gentuza opone su burda inmunda cultura moderna).

        Si América hispana estuviere regenerada, nosotros Tradicionalistas españoles, si pudiéremos, le regalaríamos a esa América bendit de Nuestra Señora de Guadalupe, la España aún maltrecha, sita en continente Europeo, pues todo cuerpo es bueno sea enderezado, si no por sí mismo, al menos por un benefactor en cierta manera lejano.

        Todas ésas son expresiones de amor profundo fraternal, no tienen tanto valor como su fuente. Ésta es fundamental, aquéllas no.
        De modo que no nos peleamos con Mejicanos que sigan con su Méjico nada más. Siempre les deseamos lo mejor, «juntos o separados».

        El caso es que estamos demasiado mal, como para no estar y sentirnos esencial, espiritual, cristiana y culturalmente unidos. Es la unidad que primordialmente importa.

        Estimadísimo correligionario y compatriota en espíritu, Civilización y militancia terrenal, recibid un muy cordial saludo de siempre Vuestro

        Ricardo de Perea y González, Presbítero, emérito Capellán Castrense Teniente del Ejército del Aire.

        PD:
        No vale el instrumento por lo que dá de sí mismo, sino por lo que transmite del Divino Transmisor, y por ser capaz de tánto, por industria y Voluntad de Dios.

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