Políticos y narcos pondrían ministros de la Corte e influirían en sus decisiones

Por Mario Rosales Betancourt

Imagen ilustrativa: Arturo Zaldívar

La propuesta de que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sean electos directamente «por el pueblo», en la práctica abriría la posibilidad de que políticos, partidos, grupos de interés y hasta del crimen organizado (como el narcotráfico) sean los que asignen los cargos más altos del poder judicial e influyan en las decisiones que tomen los ministros.

Si tuviéramos una ciudadanía que votara de manera libre, informada, totalmente participativa, con plenos conocimientos de las funciones e importancia de los ministros de la Corte y de las capacidades profesionales y morales de quienes pudieran realizar con eficiencia e imparcialidad las tareas inherentes, sería una buena idea que fueran electos directamente.

Pero la verdad es que no vivimos en una democracia, sino en una partidocracia, en la que solo podemos elegir a quienes determinan e imponen los partidos políticos. Y quienes ganan, lo hacen porque tienen por el apoyo del caudillo, de los partidos y una propaganda que es muy costosa. Por ello, influye mucho el apoyo económico que se da a los candidatos.

Con ello, en la práctica, si se eligiera a los ministros, los triunfadores serían los que tuvieran los mayores apoyos políticos y económicos; estos, pudieran venir, por ejemplo, del crimen organizado, o de políticos corruptos a los que les conviene tener ministros de la Corte que les deban favores para llegar a su cargo.

Democracia es el gobierno en beneficio del pueblo; por ello, Aristóteles distingue entre la forma pura de gobierno, que es la democracia (en la que se busca y logra el bien común) y la demagogia, forma impura en que se manipula al pueblo, no para el bien común, sino para el de un grupo o individuo demagogo.

Por lo tanto, en la democracia no es forzoso que se use para todo el método de la elección universal, sino que se asegure el bien común. Dicho de otra manera: la elección universal no debe utilizarse en todo y para todo, ya que, en muchos casos, es inconveniente y hasta dañina. ¿Por qué? Porque surgen demagogos que la pervierten en beneficio de sus intereses particulares manipulando la debilidad, ignorancia, buena fe, necesidad o ambición de los más. Así, el demagogo impone al pueblo lo que le conviene, aunque perjudique a la mayoría.

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