La Corte es un réferi; no un boxeador

Por Mario Rosales Betancourt

Imagen: Rawpixel

Un boxeador, mal perdedor, no acepta que perdió porque no se preparó adecuadamente o porque el contrincante fue mejor, y solo culpa al referí y jueces del resultado adverso.

La Suprema Corte de Justicia, y en general el poder judicial, no puede actuar por sí misma; tiene que haber un litigo entre partes, promovido externamente, que puede ser de particulares entre sí, de gobernados contra gobernantes, de representante de la sociedad, contra señalados por la comisión de un delito, por grupos e instituciones publicas o partidistas entre sí, etcétera.

Por ejemplo, fueron autollamados ecologistas los que ganaron a los abogados del gobierno una suspensión para evitar que se continúe cortando árboles para el Tren Maya. Esa decisión, probablemente, se basa en que efectivamente (por la premura de hacer este tren), el gobierno está violando leyes protectoras del medio ambiente; porque no funcionó la política para llegar a acuerdos o porque los abogados del Ejecutivo federal no fueron capaces de presentar pruebas, argumentos y realizar las actuaciones adecuadas para defender al gobierno y, en cambio, los abogados de los solicitantes del amparo fueron más eficientes.

En el caso de los asuntos penales, son las Fiscalías y ministerios públicos los actores principales para lograr que se persiga y castigue a los delincuentes; y son las deficiencias en la investigación, debido proceso, actuación procesal de las fiscalías y la buena defensa de procesados, lo que mayormente incide en los casos de impunidad, y con ello el incremento en la delincuencia.

Ciertamente, lo hemos dicho aquí mismo, en el poder judicial hay deficiencias y corrupción, errores, malas designaciones, lentitud, etcétera. Es evidente que sí se requiere mejorar al poder judicial para que sea imparcial, expedito, profesional, eficiente y honesto. Pero es falso, excesivo y desproporcionado decirle que es golpista, que está realizando un golpe de estado técnico que le priva de todo su poder al Ejecutivo.

También es falso que sea el único culpable de la impunidad y delincuencia, el gran enemigo del pueblo y el responsable de que el gobierno de la 4T no cumpla con todo lo que prometió. Las agresiones al poder judicial no apoyan al pueblo, al que le conviene y desea que todos los poderes colaboren con eficiencia en su beneficio.

Queda claro, entonces, quién es el mal boxeador que nunca acepta ser el responsable de sus derrotas.

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