
Por Mario Rosales Betancourt
Imagen ilustrativa: SCJN
El Plan A, en materia electoral, le falló a AMLO por no contar con las dos terceras partes en ambas cámaras para imponer una reforma electoral a nivel constitucional.
El Plan B fracasó porque solo cuenta con dos ministras incondicionales, de los cuatro que requiere para nulificar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), o sea, para impedir declaratorias de inconstitucionalidad como la que realizó contra su Plan B.
Ya tiene un Plan C: que ―en las próximas elecciones― Morena y sus aliados obtengan las dos terceras partes en ambas cámaras. Sin embargo, aun aceptando que gane su corcholata la Presidencia, se ve muy remota la posibilidad de que Morena logre la mayoría de dos terceras partes en el Congreso de la Unión y en el Senado de la República.
Pero ya hay un Plan D, que destapó una corcholata ―Adán Augusto López― que consiste en forzar la renuncia de dos ministras o ministros de la SCJN y sustituirlos por otros dos incondicionales. Los votos de estos ―sumados a los dos que ya tienen― le darían a AMLO los cuatro necesarios para nulificar a la Suprema Corte.
Ya en este sexenio, en 2019, se forzó a un ministro ―Eduardo Medina Mora― a renunciar. Y ahora vemos cómo (empezando por Adán López, o tal vez por el otro López) muchos morenistas exigen la renuncia de ministros de la Corte, empezando por la ministra presidenta, Norma Lucía Piña.
Ya sea aplicando el célebre plata o plomo, investigándolos hasta por sus travesuras en el kínder, poniéndoles el ejemplo de lo que le sucede a una juez de Veracruz, los morenistas piensan que tal vez puedan forzar las renuncias de por lo menos dos ministros.
O claro, un atentado o, incluso, un crimen contra un ministro o ministra de la Corte cometido por un fanático o un interesado en hacerle el favor al Presidente, sería efectivo para que se pudieran llenar esos lugares con ministros incondicionales y ―con ello― someter a la SCJN.
Este terrible Plan D ―que se inicia con la exigencia de Adán Augusto López de que renuncien los ministros de la Corte― debe de alertarnos mucho.
