«Desobedecer es insubordinación; las FF.AA. se apegan al marco legal»

Si algunos procedimientos despiertan recelo, corresponde al Ejecutivo y al Legislativo enmendar leyes, reglamentos, etc.

Por Jorge Santa Cruz

Imagen: Secretaría de la Defensa Nacional

Un ameritado militar, con una hoja de servicios intachable, me envió una réplica al artículo que publiqué con el título de «Un llamado a los Generales de la Cuarta Transformación».

Lo reproduciré con gusto porque amplía la visión de la sociedad sobre las responsabilidades que les son encomendadas a nuestras Fuerzas Armadas, cuyo comandante en jefe -por mandato constitucional- es el presidente de la República.

Como en el caso anterior, guardaré la identidad del autor, para evitarle algún problema. Amigo lector, tenga -sin embargo- la seguridad de que es una fuente absolutamente confiable.

Me permití hacer al texto algunas correcciones de estilo, sin afectar la esencia del mismo.

Las Fuerzas Armadas son apolíticas. Su misión es obedecer a quien detenta la máxima autoridad, en este caso, al presidente de la República.

Esto no se puede cambiar. Lo digo de manera enfática: no se puede desobedecer una orden. No se puede ir contra las leyes y los reglamentos, pues idealmente se reciben órdenes que son emitidas por una voz que representa al pueblo, a la Nación.

La disciplina militar impera en las buenas y en las malas, porque el supuesto indica que siempre se obedece al pueblo representado por el primer mandatario. Es mandatario porque acata los mandatos del pueblo.

No se puede desobedecer salvo que el resultado sea inconstitucional. Desobedecer es insubordinación.

En el escrito se hace un llamado a los «generales de la Cuarta Transformación». Pues bien, me permito señalarle lo siguiente: ellos no dirigen al país. Tienen un trabajo y misiones específicas. Y les dan muchas bajo la consigna de «Cúmplanlas como puedan; la orden ya la tienen».

No pueden ir en contra mientras todos los aparatos que regulan la emisión de la órdenes no paren alguna acción. Por ley, un Ejecutivo da órdenes apegado a la aprobación de su gabinete y… apegado a lo dispuesto por el Poder Legislativo.

Si algunos procedimientos despiertan recelo, corresponde al Ejecutivo y al Legislativo enmendar leyes, reglamentos, etc. A los comandantes no les toca esto; su deber es cumplir las órdenes que reciben. Es más: cumplirlas con tibieza amerita sanción.

Si todo sale bien, el mérito será del gobierno; pero si no, los responsables serán los ejecutores de la obra.

Los generales y almirantes no deciden el destino de nuestro país; eso lo hacen los funcionarios civiles.

Le agradezco mucho el espacio; espero haber contribuido al enriquecimiento del debate.

Así las cosas.

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