¿Papa por la «gracia» de Estados Unidos?

Un documento desclasificado, dado a conocer por el periodista estadounidense, Stephen Kokx, da seriedad a esa hipótesis

Por Jorge Santa Cruz

Imagen ilustrativa:

Todo apunta a que Juan XXIII fue electo «papa» merced a los oficios del Departamento de Estado de los Estados Unidos más que a los del Espíritu Santo (y digo esto con todo respeto para la tercera persona de la Santísima Trinidad).

El periodista Stephen Kokx publicó el 29 de julio pasado —a través de la red social X, antes Twitter—, un documento desclasificado que evidencia la intromisión del gobierno de los Estados Unidos en la elección del sucesor del papa Pío XII.

El documento desclasificado que difundió Stephen Kokx

Le presento, estimado lector, una traducción libre de este documento:

De: Roma
Para: Secretario de Estado
Fecha: 11 de octubre de 1958, 11:39 AM
No.: 1166, 11 de octubre, 2 PM
Clasificación: Secreto
Distribución limitada

Durante una conversación con un oficial de la embajada, una fuente del Vaticano expresó su opinión personal de que el próximo Papa será «elegido fuera del cónclave por acuerdo entre cardenales». La fuente dijo que Pío XII, elegido de esta manera, había recordado que un cardenal había sido elegido en el cónclave de 1939 después de que Monseñor Pizzardo lo llamara y le pidiera que preparara un esquema biográfico de Pacelli.

Añadió que había consultado con Monseñor Pizzardo nuevamente y que había decidido, por razones obvias, no continuar con el esquema de Pizzardo.

Especulando sobre el sucesor de Pío XII, la fuente dijo que el Colegio podría elegir muy bien a un cardenal mayor, cuyo pontificado corto podría dedicarse completamente a la reorganización de la Curia Romana dejada por Pío XII. La fuente mencionó a Mónaco, Tedeschini y Ottaviani. Sin embargo, Ruffini tenía una postura más firme respecto a los problemas que enfrenta la Iglesia hoy, y la elección de un nuevo papa podría depender de la «influencia de los oficiales estadounidenses». Sugirió que las autoridades estadounidenses podrían ejercer discretamente «su influencia sobre ciertos cardenales americanos».

Zellerbach

El documento desclasificado demuestra que el gobierno masónico de los Estados Unidos tenía interés ─como lo tenían también las «democracias» liberales de Inglaterra y Francia, el gobierno sionista de Israel y la dictadura comunista de la Unión Soviética─ en alinear a la Iglesia católica con el gobierno mundial que se comenzó a gestar con la fundación de la Organización de las Naciones Unidas.

La oportunidad se lograrlo se presentó cuando murió el papa Pío XII (Eugenio Pacelli) el 9 de octubre de 1958. A pesar de su frágil salud y del acoso de los altos jerarcas modernistas, Pío XII mantuvo incólume la doctrina, la tradición y el magisterio de Iglesia.

Los medios de comunicación controlados por la ideología liberal incrementaron la intensidad de su campaña propagandística contra el finado papa Pío XII y de inmediato orquestaron otra, de igual o mayor intensidad, para presentar a Juan XXIII (Angelo Giuseppe Roncalli) como el papa bueno.

Roncalli fue «elegido» papa el 28 de octubre de 1958, es decir, 19 días después de la muerte de Pío XII.

En ese sentido, Kokx apuntó lo siguiente:

El Departamento de Estado de Estados Unidos tenía un topo en el Vaticano que les proporcionaba información sobre cómo interferir en el cónclave de 1958 para que se eligiera a un moderado. Al final, Angelo Roncalli salió victorioso. Meses después anunció su intención de celebrar el Vaticano II.

El documento en cuestión no permite concluir que la presión de Estados Unidos (o mejor dicho, la del gobierno secreto de Estados Unidos) haya sido definitiva para que Roncalli ocupara ilegítimamente el trono de San Pedro; tampoco clarifica si Roncalli perteneció a la masonería.

Sin embargo, esta secta y los poderosos que reflejan su poder tienen a Juan XXIII en un alto pedestal ¿Qué hizo el papa bueno para merecer los honores del mundo? Proscribir los derechos de Dios y exaltar los derechos humanos proclamados por la revolución francesa de 1789. .

El masón paraguayo Christian Gadea Saguier lo reconoce con las siguientes palabras:

Hizo suya la cultura de los derechos humanos, anatematizada sistemáticamente por los papas desde la Revolución Francesa, y la incorporó a la doctrina social de la Iglesia en su memorable encíclica Pacem in terris, dirigida «a todos los hombres de buena voluntad» y publicada el 11 de abril de 1963, apenas dos meses antes de su fallecimiento. Quince años después de la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la ONU y tras no pocas resistencias de la Iglesia católica hacia ella, Juan XXIII la asumía en su integridad.

Al buen entendedor…

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