Las instituciones de educación superior creadas por el presidente de la República carecen del rigor y el prestigios académicos de universidades públicas como la UNAM

Por Mario Rosales Betancourt
Imagen ilustrativa: Red social X
Este 28 de agosto, estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNAM marcharon para protestar contra la Reforma Judicial. Se dieron cuenta de que los afectará. Lo mismo a quienes están interesados en hacer carrera judicial que a quienes aspiran a ser litigantes (ya que con un poder judicial dependiente y progobiernista no podrán ganarle asuntos al gobierno cuando este viole derechos humanos o se aparte de la ley).
En nuestro país hay más de dos mil instituciones en las que se estudia Derecho. Hay muchas en las que se estudia mal y en tres o dos años. Incluso hay las que ofrecen la licenciatura en un año. Carecen de requisitos de titulación y de obligación real del servicio social. Salen, eso sí, con título, pero sin los conocimientos jurídicos suficientes.
En cambio, en las universidades públicas ya consolidadas de las que egresan licenciados en Derecho, que son las de mayor prestigio y reconocimiento (incluso a nivel internacional), el plan de estudios es de 5 años, se tiene que cumplir con una forma de titulación y hacer un servicio social. Los alumnos, para ingresar, tienen que hacer un examen de admisión. Por lo que hace a los profesores, la mayoría estamos capacitados y somos estrictos. Lo anterior implica que los alumnos se titulan solo después de un gran esfuerzo.
«Piensa mal y acertarás», refiere la sabiduría popular, esa que tanto le gusta al presidente de la República: ¿qué tal que AMLO y la 4T pretenden colocar en el pode judicial a los egresados de sus universidades patito, llamadas Benito Juárez, para que sean incondicionales del Gran Tlatoani?
Conociéndolos como los conocemos, podemos pensar que la maniobra va por ahí. Baste decir que a la magistrada Lenia Batres (la misma que dijo que no es experta en Derecho), la sacó de la Universidad de la Ciudad de México que creó López Obrador cuando era jefe de gobierno de la capital.
Ojalá y estemos equivocados.
