Inminente encarcelamiento político del Poder Judicial

Lo que se aprobará, no será para proteger mejor los derechos humanos y para evitar los abusos del poder. Lo que aprobará la mayoría calificada del gobierno que los juzgadores electos actúen como lo hacen los legisladores electos de la 4T: su lealtad y aun, sumisión serán para quienes los propusieron, no para quienes los eligieron

Por Mario Rosales Betancourt

Imagen ilustrativa: Especial

A Venustiano Carranza se le recuerda y honra por haber promovido la reforma a nuestra Constitución, y por haber presentado la iniciativa correspondiente; pero no impuso su proyecto, sino que dejo que los Constituyentes, discutieran y aprobaran libremente el texto, gracias a lo cual se cambió mucho de lo propuesto por Carranza y se incorporaron artículos hoy fundamentales.

MORENA se queda corta cuando dice que tiene el apoyo de sus electores. La realidad es que no hay nadie que no quiera una reforma judicial, la cual termine con la corrupción, con lo tortuoso y lento de los procesos judiciales, con juzgadores dependiente de los poderes políticos y económicos y aun, de criminales; que sea imparcial y profesional; o sea una reforma judicial que en verdad sea para beneficio de todos, y no sólo para los políticos en el gobierno.

Pero en lugar de lo anterior, lo que va a aprobarse no resolverá los problemas. Y esto será por una postura intransigente, que desde el principio consideró irreductibles ciertos aspectos muy cuestionables de la iniciativa del presidente López Obrador; y por la falsa urgencia de aprobarla durante el gobierno del mismo ejecutivo. Así, será una reforma judicial que saldrá con insuficiencias, protestas y críticas; y que no logrará los propósitos que se plantean, en beneficio del pueblo. Una reforma sí, pero no así.

Lo que se aprobará, no será para proteger mejor los derechos humanos y para evitar los abusos del poder. Lo que aprobará la mayoría calificada del gobierno que los juzgadores electos actúen como lo hacen los legisladores electos de la 4T: su lealtad y aun, sumisión serán para quienes los propusieron, no para quienes los eligieron.

Así, en la misma forma como los diputados de Morena aprueban y aprobarán lo que les ordena su líder y en última instancia, el presidente, así los nuevos ministros, magistrados y jueces electos actuarán como lo hacen las tres ministras de AMLO; obedecerán ciegamente las instrucciones e indicaciones de quien los propuso, fundamentalmente el ejecutivo. Y como además habrá un tribunal disciplinario, si no responden a los intereses del gobierno, se les acusara de ir contra el interés público y se les destituirá, con lo cual se acabará con la independencia Judicial ( cómo ya se acabó en los hechos, con la independencia del poder legislativo).

Así, con toda la popularidad y apoyos que tiene el presidente López Obrador, podría haber pasado a la historia por promover e iniciar una Reforma judicial con la que todos estuviéramos de acuerdo y, sobre todo, con la certeza de que sería eficiente, eficaz y beneficiosa.

Que, además, fuera resultado de un amplio consenso; pero saldrá una reforma que es rechazada por quienes actualmente y en el futuro la van llevar a la práctica; o van a ser sus usuarios. Tampoco será conveniente que sea aprobada por u gobierno y que su aplicación dependa de otro.

Cuando fracase, ya no habrá la posibilidad de culpar a los gobiernos del pasado.

Así, lo peor es que teniendo todas las condiciones para hacer una reforma judicial integral y con la certeza de sus beneficios, se aprobará una reforma incompleta, que no resolverá los actuales y futuros problemas en la impartición de justicia. Incluso, lo racionalmente previsible es que los empeorará;

Hay que esperar los resultados de esta reforma, y como dice el Evangelio: «por sus frutos la conociereis». Ojalá ni unos tengamos que decir «se los dije » ni otros tengan que decir «me arrepiento».

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