El cuestionado gobierno mexicano actúa contra toda lógica en momentos en que Trump y Xi preparan el reparto del mundo

Por Jorge Santa Cruz (*)
imagen ilustrativa: Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular de China
El cuestionado gobierno mexicano tiene la obligación de contener a Donald Trump por las vías de la política y la diplomacia, como lo señala el presidente de la Academia de Geopolítica y Estrategia, Rodolfo Sánchez Mena, en el artículo que publicó hoy en Periodismo Sin Compromisos.
La cuestionada presidente en funciones, Claudia Sheinbaum, y su equipo ─por demás mediocre como ella─ deben entender que Trump tendrá un poder casi absoluto a partir del próximo 20 de enero.
El general Roberto Badillo Martínez, por su parte, alertó en este mismo espacio ─el 6 de enero pasado─ en el sentido de que el hegemón mundial estadounidense hace lo que quiere en casos extremos, «aunque tenga que violar todos los acuerdos habidos y por haber».
Trump tiene muchas armas (arancelarias, económicas, migratorias y militares) para obtener de México lo que quiere. Recordemos que son tres sus amenazas fundamentales contra nuestra nación y nuestra gente:
- Aplicación de aranceles a los productos que exporta México a EE.UU.
- Deportaciones masivas de migrantes indocumentados.
- Ataques militares contra los cárteles de la droga, especialmente contra los que producen fentanilo.
Una eventual guerra arancelaria afectaría, sobre todo, a México porque su comercio depende, en un 80 por ciento, de los Estados Unidos.
Las deportaciones dosificadas apretarían aún más el presupuesto federal, toda vez que 80 centavos de cada peso ya están etiquetados.
Los ataques militares contra capos y cárteles pueden efectuarse desde suelo estadounidense y exhibirían el grado de vulnerabilidad de México.
El general Badillo Martínez expuso claramente que el anterior gobierno desmanteló a las Fuerzas Armadas mexicanas y las puso a construir obras dizque emblemáticas que solo han servido para exprimir el presupuesto federal.
Lógico sería, pues, que la cuestionada presidente Claudia Sheinbaum y su gabinete se dejaran de bravatas pendencieras y trataran de construir una relación de colaboración y respeto con Trump y la primera potencia mundial indiscutible.
La guerra arancelaría contra Trump sería ilógica; también, convertir los consulados en refugio de cientos de miles de mexicanos indocumentados.
También son ilógicos los «botones de pánico» anunciados por la cuestionada administración Sheinbaum. Si los activan simultáneamente diez mil mexicanos indocumentados, distribuidos a lo largo y ancho de Estados Unidos, ¿cómo les podrán ayudar los funcionarios consulares de nuestro país acreditados ante el Departamento de Estado?
Hemos visto, sin embargo, que la Cuarta Transformación ─cuyo dueño es Andrés Manuel López Obrador─ lo que menos hace es apegarse a la razón y la lógica. Su proceder irracional ya desbarrancó a México.
Es valido inferir, entonces, que si la cuestionada presidente y su camarilla elevan su agresividad contra Trump es que quieren romper con él. Y no por nacionalistas, sino por lo que son: traidores.
Trump les significa contención y transparencia (misma que les choca). Hacerlo a un lado significaría, sin más, entregar a todo México al poderío chino ─el mismo que sostiene, por ejemplo, al dictadorzuelo Nicolás Maduro en Venezuela─.
Está claro que Trump no quiere a China en México, por lo que si la cuestionada presidente Sheinbaum (por órdenes de ya sabe quién) deja meter a Xi y su pandilla, la crisis con Trump se pondría al rojo vivo. Esto es ilógico; pero AMLO y sus huestes también lo son.
No perdamos de vista que el reparto del mundo lo harán Estados Unidos y China, y que México está en el interés de ambas potencias.
(*) Periodista mexicano con 43 años de trayectoria profesional. Director de Periodismo Sin Compromisos
