¡Cuidado! No hay que llevar a cabo nuevos actos que ─además de ser costosos e inútiles─ puedan ser tomados por el Hegemón como provocaciones. Solo el gobierno mexicano debe arreglar el asunto con absoluta responsabilidad. Eso es lo más sensato

Por el Gral. de División DEM retirado, Roberto Badillo Martínez
Imagen: Especial
Canadá, México y Ucrania son paises que siguen al pie de la letra las políticas de la mafia mundial, una de cuyas derivaciones es la que controla a Hollywood; políticas que también promovía ampliamente en todo el mundo el falso católico Joe Biden.
En efecto, Ucrania alentaba las políticas de la Unión Europea relacionadas con el apoyo al homosexualismo, al cambio de sexo en menores de edad, a las clínicas abortivas que asesinan a las criaturas no nacidas. Políticas que están destruyendo la esencia cristiana de Europa.
Era uno de los pleitos del dictador comunista Putin con Zelenski; y en eso, el número uno del Kremlin tiene razón. Desde su iglesia ortodoxa, Putin se opone a esas políticas que no solo son desastrosas para Rusia, sino para todos los países. Lo son porque van contra las familias, contra las naciones cristianas, contra las costumbres religiosas y familiares que hicieron grande a la civilización occidental.
Es una moda muy extendida en Europa y en toda América porque los gobiernos de muchos países han sido títeres y obsecuentes de quienes las promueven.
Estados Unidos y la mayoría de los países de Europa occidental han sido penetrados por sectas diabólicas de muy diversa índole. Esas sectas son financiadas por las mafias supracapitalistas, las cuales les dan amplia difusión por medio del cine (Holywood, por ejemplo), la prensa, la radio, la televisión y el internet.

La cuestión es muy simple: los gobiernos promueven la promiscuidad y utilizan recursos públicos para comprar la complicidad de los medios de comunicación, a los uales controlan mediante pagos o subsidios; y, en el peor de los casos, mediante la censura y la persecución. Pero los gobiernos que promueven la promiscuidad le deben su poder a las mafias internacionales.
Ningún político del mundo promueve durante sus campañas políticas sus reales intenciones. En México, por ejemplo, Ebrard y la actual gobernante nacional nunca informaron que iban a construir clínicas abortivas con dineros del pueblo. Esa red de clínicas abortivas ha matado a más de cien mil mexicanos, cuando menos. Dicho de otra manera: el Estado, con dinero de los impuestos, ha asesinado a decenas de miles de mexicanos en los vientres de sus madres. Hablo de mexicanos que le harán falta al país en el futuro para engrandecerlo o defenderlo. Los resultados de esas políticas criminales no son ni de corto ni de mediano plazo.

Los comunistas de Lenin y Stalin, al triunfar la revolución bolchevique, ordenaron que se estableciera el aborto casi irrestricto en la Unión Soviética. Millones de seres de las diferentes etnias que estaban sometidas al poder bolchevique no nacieron a lo largo y ancho de la URSS. Sin embargo, a mediano plazo, cuando la Segunda Guerra Mundial, fueron necesarios para enfrentar al ejército alemán.
Hoy, cuando han pasado más de cien años de la imposición de la dictadura comunista, la actual Rusia (que heredó un territorio de más de 17 millones de kilómetros cuadrados y una población de 143 millones de personas) se está despoblando. Se estima que el número de rusos en el 2060 será de poco más de 100 millones.
Así pagan los pueblos el máximo pecado que comete la humanidad cuando ─en lugar de proteger a su población desde el momento de la concepción─ evita su nacimiento y desconoce el derecho a la vida de todo ser concebido.
Trump está en contra de las políticas demográficas homicidas y antinaturales que promueven casi todos los gobiernos de Europa, con excepción del italiano y el húngaro. En esto, hay que decirlo, Trump es el primer defensor de los niños que tienen el derecho a nacer. Hollywood lo sabe. Y muchas de las grandes compañías mediáticas que antes promovían la anticoncepción, la promiscuidad, la homosexualidad, el aborto, etcétera, también. Por eso, detuvieron sus campañas asesinas en cuanto Trump regresó al poder. Sin duda, sus negocios florecían con las políticas del falso católico Biden.
El papa Francisco tiene amplísima corresponsabilidad porque ha promovido la difusión de la homosexualidad y ha tolerado el divorcio irrestricto y fácil. Se ha abstenido de denunciar a las clínicas abortistas pagadas por los diversos estados y consiente las ilegales migraciones humanas hacia los principales países europeos y hacia los Estados Unidos. La mafia mediática internacional lo presenta, incluso, como el papa de los migrantes.
Todas esas políticas, insisto, destruyen a la Iglesia Católica, a la familia e incluso, a los propios estados que las promueven.
Esas políticas disolventes facilitan la promoción y permisión del narcotráfico. En México lo vivimos en el sexenio anterior con las directivas de «abrazos y no balazos», y del respeto a los derechos humanos de los narcotraficantes porque son seres humanos. Tan graves son las omisiones del papa Francisco a nivel mundial, como las de López Obrador en el anterior gobierno.
Lo positivo del gobierno de Trump es que ataca esas políticas disolventes e inhumanas de la mafia mundial y de muchos gobiernos occidentales. Que les corte todo apoyo y las condene abiertamente es plausible.
Pero claro, Trump está al mando del Hegemón mundial. Y él es como es. No como quisieran que fuera unos y otros, amigos y enemigos. Es arbitrario, abusador. No acepta ninguna ley que limite sus ocurrencias y caprichos.
Por lo anterior, los pueblos de muchos países ─incluyendo los de México y Estados Unidos─ sufrirán vejaciones y abusos. Trump, desde su posición hegemónica, insulta a gobernantes y pueblos de todo el mundo, mostrando con su soberbia la otra cara. Así es la vida. Nadie satisface con sus acciones a todas las personas. Él está acostumbrado a pisotear a los demás. Su propia historia familiar de emigrantes europeos establecidos en los Estados Unidos, no le importa. Se puede contradecir constantemente ─de hecho lo hace─ porque se sabe todopoderoso.
Trump es el Hegemón, el que manda. Lo dijo muy bien su vicepresidente Vance a los europeos: es el nuevo sheriff de Washington. Y él es el que manda.
Así que, al afectar a México, Canadá y Ucrania, estamos viendo al Hegemón que lucha por la vida, pero a su manera. Estos tres países están sumidos en la contracultura de la muerte. Promueven el aborto financiado con recursos públicos; también, el cambio de sexo con dinero de los impuestos. Y la educación sexual que imparten en las escuelas públicas es pornografía. Así era en Ucrania antes de la guerra. Así es en México y Canadá.
En lo del fentanilo y el narco solo se requiere apretarle las tuercas al gobierno mexicano para que las Fuerzas Armadas puedan hacer su trabajo y acabar con ambos problemas. Claro que se requiere de mucha más libertad operativa para que ñas Fuerzas Armadas lo realicen.

Sinaloa no es el único estado de la República controlado por el narco. Hay doce o quince más donde se tiene que permitir el accionar de las Fuerzas Armadas para controlar la situación. Debo decir, además, que ni la Secretaría de la Defensa Nacional ─con sus tres fuerzas: Ejército, Fuerza Aérea y Guardia Nacional─ ni la Armada de México necesitan de la presencia del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, quien hace caravana con sombrero ajeno, esto es, se atribuye el trabajo y el sacrificio de los militares. Esta es mi opinión personal.
García Harfuch carece, por añadidura, de historial policiaco; y de capacidad personal y operativa. Pero eso sí: cuenta con un grupo de militares y marinos que lo protegen; ese personal pudiera, en cambio, desempeñar acciones operativas contra los grupos criminales.
Hoy es martes 1 de abril de 2025. ¿Qué pasará con las acciones de Trump contra México y Canadá? ¿Impondrá mañana los aranceles del 25 por ciento que tiene anunciados?
Hay que decir que los acarreos que acostumbra el actual régimen no le hacen ni cosquillas a Trump. Vaya, ni lo despiertan, si es que está dormido.
Querer imitar los actos masivos de Lázaro Cárdenas del Río cuando la expropiación petrolera es desconocer que estaban permitidos por el gobierno de Washington. No es el caso ahora. Y el actual Hegemón es, además, impredecible.
¡Cuidado! No hay que llevar a cabo nuevos actos que ─además de ser costosos e inútiles─ puedan ser tomados por el Hegemón como provocaciones. Solo el gobierno mexicano debe arreglar el asunto con absoluta responsabilidad. Eso es lo más sensato.
Los pueblos gritan y no saben lo que gritan. El imperialismo norteamericano está acostumbrado a que le griten, pero hoy tiene un Hegemón diferente. Es bueno para unos, pero no lo es para todos. Hay que tener la cabeza fría, como dicen.
No sea que los acontecimientos escalen y escalen. Y el Hegemón yanqui empiece a pedir cabezas de políticos y narcotraficantes; o por lo menos, de solapadores o cómplices de los narcotraficantes.
Reitero: esta es mi opinión personal. Solo personal.

