El hecho de que reciba apoyo militar del fanfarrón dictador comunista de Corea del Norte le da al mundo una visión clara del poderío real que tiene actualmente

Por el Gral. de División Diplomado de Estado Mayor retirado, Roberto Badillo Martínez
Imagen ilustrativa: «Oleksandr camina por el patio con su hija Michelle, de dos años, en Saltivka, Ucrania».
Autor: Filippov, vía UNICEF
Los problemas en el Ejército ruso son ancestrales. Y vienen desde el Zarismo.
El clima inclemente, casi insoportable para el ser humano, empuja a las tropas a la embriaguez.
Casi la mitad del año, Rusia tiene temperaturas de varios grados bajo cero. Por eso millones de rusos han abandonado su tierra a través de la historia para buscar acomodo en Occidente, especialmente en Estados Unidos y Europa.
La gente sale de Rusia en tanto que el gobierno ha tenido prioridad de estado ─desde hace siglos─ el poblamiento y repoblamiento de un territorio grandioso, colosal, que actualmente tiene 17 millones de kilómetros cuadrados.
Las bajísimas temperaturas provocan la paralización de diversos puertos de salida. Por eso, su desarrollo es deficiente.
Su comercio exterior se basa en el petróleo, el gas y los materiales estratégicos que heredó del zarismo ruso cuando llevó el imperio hacia el este, arrasando con gran cantidad de pueblos cuyos habitantes eran pastores; pueblos de la estepa que ahora llaman “rusos” porque fueron conquistados por los rusos.
Regreso al tema del Ejército ruso, al que Putin y el Kremlin presumen como el segundo mejor del mundo. Esto es falso. Recuerdo haber dicho poco después de que comenzó la invasión a Ucrania ─denominada eufemísticamente como Operación Militar Especial─ que, si las fuerzas rusas eran contenidas en pocas semanas por los soldados ucranianos, la guerra sería un fracaso para Putin y su Estado Mayor. Hoy, lo reitero: la guerra fue un fracaso para Rusia.
Los Estados Mayores del mundo, incluido el del Ejército chino, ya se dieron cuenta de que un país pobre y minado hasta sus cimientos por la corrupción, como es Ucrania, contuvo al “segundo ejército más poderoso del mundo”.
Rusia, ni ganando esta guerra, merecerá honores. Las tropas de Putin exhibieron que están mal armadas, mal adiestradas, mal comandadas y que son indisciplinadas.
El hecho de que reciba apoyo militar del fanfarrón dictador comunista de Corea del Norte le da al mundo una visión clara del poderío real del Ejército ruso.
Si Europa se decide, en tres años tendrá un ejército muy superior al ruso.
La debilidad militar rusa es estructural. Hasta hace pocos años era sabido que morían jóvenes en las escuelas militares rusas debido a los malos tratos a que eran sometidos por cadetes que iban adelante en sus estudios o por militares ya graduados.
Rusia tiene muchos fanáticos en Occidente por varias razones. Primero, por la ignorancia que se tiene de la historia de Rusia; segundo, porque el comunismo se sigue enseñando en las universidades y en el obrerismo occidental, a pesar de la caída de la Unión Soviética en 1991. Y, tercero, por el antinorteamericanismo que ─desde luego─ tiene muchas causas. Muchas de ellas plenamente justificadas; pero no todas.
Reiteraré una pregunta que he formulado en otras ocasiones: ¿por qué los rojos que viven en los países occidentales no se van a China, a Corea del Norte, a Cuba, a Nicaragua, a Venezuela? Porque son «rabanitos»: rojos solo en la epidermis.
En el mundo actual no hay más hegemón que Estados Unidos. Hay muchos que derrotan diariamente a Estados Unidos ante China y ante Rusia; peto sus dichos en los noticiarios y otros programas se estrellan contra la realidad.
El único país que puede llegar con sus armas de todo tipo a cualquier parte del mundo en pocas horas es Estados Unidos.
La esotérica Unión Europea ─con su satánica capital Bruselas─ ha hecho el ridículo en los últimos meses. ¿A quién recibió primero Trump en Washington? A Giorgia Meloni, la lideresa italiana. ¿A dónde fue la primera visita de estado del vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance? A Italia.
Ni Ursula von der Leyen ni los demás dirigentes luciferinos de la Unión Europea encajan dentro de los planes de Trump, Vance y el secretario de Estado, Marco Rubio.
Trump hizo política exterior en plenos funerales de Francisco, a los que ─por cierto─ acudieron presurosos decenas de líderes comunistoides, como el brasileño Lula. Y seguramente ocurrirá lo mismo cuando León XIV se presente ante presidentes, primeros ministros, reyes, príncipes, etc.
¿Cuál es entonces la verdadera capital europea? ¿La masónica y comunista Bruselas o la católica ─a pesar de todo─ Roma?
Roma es la sede de un gobierno, el de Giorgia Meloni, que profesa los valores del catolicismo romano.
Concluyo diciendo que es muy probable que el tema de los aranceles que involucra a Estados Unidos y Europa se resuelva en la católica Roma y no en la satánica Bruselas.
