Análisis de la confianza económica y la fragilidad de la promesa nacional

Por Oscar Méndez Oceguera
Imagen ilustrativa: Especial
México se sostiene sobre una paradoja que desarma: el vigor de sus cifras macroeconómicas convive con una fragilidad íntima, casi existencial, en su arquitectura institucional. El balance fiscal es solvente, las exportaciones desafían la inercia global, pero bajo esta superficie blindada opera el ácido lento de la desconfianza. La credibilidad, ese capital intangible que lubricaba el engranaje de la inversión, se ha vuelto una prima de riesgo exhorbitante.
No es la coyuntura, sino el hábitat lo que está en cuestión. La pérdida no emana de una crisis externa, sino de una acumulación de faltas a la promesa: reglas que se reescriben a capricho, una justicia que se pliega y una capacidad técnica que se desvanece. La confianza, motor silencioso, ahora cobra intereses compuestos en forma de oportunidades perdidas.
II. La Geografía de la Sospecha: Componentes de la erosión
El costo de este descreimiento se despliega en una cartografía de vulnerabilidades, que van del escritorio del juez al parque industrial.
1. La ley como variable: El vértigo regulatorio
En apenas un quinquenio, la proliferación de mutaciones normativas —más de sesenta reformas en los nervios del mercado, de la energía a la aduana— ha convertido al marco jurídico en un objetivo en constante fuga. Los inversionistas no miden el costo laboral; miden la vida útil de una regla. Esta volatilidad programada no solo encarece el financiamiento; paraliza el horizonte, obligando al capital a replegarse en la espera.
2. La Dimisión del experto: El vaciamiento de criterio
Los órganos que deberían ser el dique de la técnica —los reguladores autónomos— han sido víctimas de una hemorragia silenciosa de talento. La rotación del expertise superior al 35% no es una estadística; es una falla en el criterio. Cuando la consistencia se sustituye por el interinato, el tiempo de resolución para un permiso crítico se duplica. El capital no huye de una mala regla, huye de la ausencia de un criterio predecible.
3. El umbral de la impunidad: La justicia como ficción
La calificación internacional (WJP 115/142) no es un mero adorno estadístico; es el descuento implícito que los fondos globales aplican sobre el país. Mientras la tasa de resolución judicial se mantenga anclada bajo el 10%, la ley será percibida como un instrumento de excepción, no como una garantía. La impunidad se convierte así en un impuesto obligatorio que todo agente económico debe pagar con costos de defensa y coberturas legales.
4. La redundancia rota: La infraestructura en el límite
El sistema eléctrico operó con un margen de reserva que apenas respiraba (bajo el 6 %), una delgadez operativa que se tradujo en la interrupción parcial de la vida productiva. De igual forma, el déficit hídrico es ya un límite físico: el agua no es solo un recurso, es el factor de localización industrial. La falta de inversión en transmisión y gestión hídrica convierte la escasez en un riesgo sistémico para el corazón manufacturero.
5. El riesgo geoeconómico: La piel de México en la negociación
El «sunset review» del T-MEC en 2026 no es una fecha; es una ventana de auditoría sobre la seriedad del Estado mexicano. Si el país no presenta una posición técnica unificada e inexpugnable en energía y trazabilidad, se expone a que sus socios vean la oportunidad de imponer mayores requisitos. En este ajedrez global, la falta de claridad en la trazabilidad del capital asiático nos puede exponer a ser vistos como un mero agente de triangulación, amenazando el asiento en la mesa norteamericana.
III. La contabilidad del descrédito: La cosecha diferida
La acumulación de estas faltas se paga en la moneda de la productividad y la oportunidad:
• El Retiro Táctico del Capital: Más del 30% de los grandes proyectos industriales han entrado en una «fase de hibernación», esperando que las reglas se asienten. La inversión fija bruta no se niega, se difiere estratégicamente.
• La Tasa de la Sospecha: El capital nacional y extranjero paga un sobrecosto financiero de 20 a 40 puntos base sobre países competidores. Esta tasa de riesgo político es el impuesto que la debilidad institucional impone a la rentabilidad.
• La Fuga Silenciosa: El país no solo pierde dólares, pierde materia gris. El talento técnico migra a jurisdicciones donde la ley es un marco, no una trinchera.
• El Costo de la Autodefensa: Las empresas desvían el equivalente a un 0.5% del PIB industrial hacia seguros, coberturas legales y medidas de seguridad privada. Este gasto es un mecanismo de autoprotección que debería ser canalizado a la innovación.
IV. La conclusión: El desafío de la coherencia
El país exhibe una economía de baja elasticidad: un cuerpo robusto que no responde a los estímulos. Mantiene el crecimiento, sí, pero ha perdido la capacidad de convertir la oportunidad en prosperidad sostenida. La marea del nearshoring busca una costa segura, y si México no ofrece certidumbre a diez años, el capital simplemente pasará de largo.
Recuperar la credibilidad no exige un cambio de credo, sino un regreso a la disciplina de lo esencial. No se trata de inventar un nuevo discurso, sino de restaurar la cadena de cumplimiento:
1. Restaurar el Criterio: blindar los órganos reguladores con un servicio civil de carrera inamovible.
2. Activar la Ley: imponer un plazo de respuesta administrativo ineludible para todo trámite de inversión, eliminando la ambigüedad.
3. Encender las Garantías: canalizar inversión crítica en transmisión eléctrica y reúso hídrico bajo esquemas de largo plazo, donde la regla contractual sea sacrosanta.
4. Unificar la Voz: dotar al mecanismo T-MEC de un mandato ejecutivo único para que la posición país sea una autoridad, no una mesa de debate.
La pregunta ya no es cuánto cuesta la incertidumbre, sino cuánto vale la certeza. La respuesta es simple: es el precio de un futuro que, de no merecerlo a tiempo, se volverá la promesa de otro país.
