Y así elijo luchar por ella

Por Mariana Benavides
Imagen ilustrativa: Catholicus.eu (español)
Hay noches en las que la reflexión va más allá de un simple scroll en redes. Son momentos de preguntas profundas, de confrontar ideas y de afianzar convicciones. En ese camino, una cosa quedó clara: jamás defenderé a la izquierda. Al estudiar sus fundamentos, vi una escalada de ideas cada vez más radicales y desconectadas de la realidad, y lo entendí todo.
Como católica, me asaltaron mil dudas. Las resolví con oración y con la guía de sacerdotes y doctores de la fe mucho más preparados que yo. Y en ese proceso, entendí algo más: soy Conservadora.
¿Y qué quiero conservar?
Quiero conservar el buen juicio, la justicia verdadera y los derechos naturales de TODAS las personas. Quiero compartir las maravillas de la cercanía con Dios, no como una imposición, sino como un regalo.
Mi campo de batalla es la Educación y el Adoctrinamiento. Y al profundizar, veo un mundo tan contaminado de ideas distorsionadas, que para que la mirada de la gente vuelva a la Verdad, se necesitan dar muchos, pero muchos pasos. Y duele, porque en esta travesía, te crucifican desde todos los flancos.
Pero al final, una frase de mi sacerdote le dio forma a todo: «LA SALVACIÓN ES PERSONAL».
Esa verdad lo cambió todo.
Mi misión no es salvar al mundo en una sola conferencia. Mi misión es ocuparme de mi propia salvación, hacer las cosas correctas y, desde ahí, hablar con amor y dedicación. Si en el camino ayudo a alguien más a ver la luz, ¡excelente! Pero el enfoque es personal.
Por eso elegí mi estrategia:
Mis conferencias son técnicas y claras. Argumento con razones, datos y lógica.
NUNCA, jamás, niego mi religión. Mi crucifijo va conmigo, siempre.
Si alguien me pregunta de dónde saco tanta claridad, respondo con la verdad: todo está en la Doctrina de la Iglesia.
Y para quien no esté listo para escuchar eso, tengo un mensaje universal: «Protejan a los niños de lo que, a todas luces, es malo».
¿Le estoy fallando a Dios? No lo creo.
Mi fe está perfectamente fundamentada. Estoy dispuesta a hablar de ella con cualquiera que tenga interés genuino. Pero no puedo pretender que una sociedad, tras MILES de años de adoctrinamiento anticristiano (donde le han dicho que Dios no existe, que la Iglesia es mala y que el perdón es sinónimo de injusticia), crea solo porque yo, una pecadora más tratando de hacer lo correcto, se lo diga.
Así que quede claro:
Iré a donde tenga que ir, con la frente en alto y mi fe en el pecho.
Defenderé mis creencias, pero escucharé a quien no las comparta.
Mi ejemplo es Jesús y María Santísima, que hablaban con absolutamente todos. Ese será mi norte, le guste o no a las nuevas alas del conservadurismo o el catolicismo.
Y para los que no son católicos, les dejo una pregunta:
Si en su momento se abrieron a escuchar las «nuevas ideas» revolucionarias de este mundo… ¿por qué no se dan la tarea de abrirse a escuchar lo que hay realmente detrás de lo que tanto rechazan?
Puede que se lleven la sorpresa de encontrar buenas respuestas. Respuestas de Verdad y de Vida.
¿Y tú? ¿Ya encontraste las tuyas?…
