Chile envía un poderoso mensaje al comunismo internacional

La elección de José Antonio Kast Rist como presidente de Chile también retumba en el Palacio Nacional de México

Por Jorge Santa Cruz

Imagen ilustrativa: Colegio de Ingenieros de Chile, A.C.

Un político nacionalista, católico, partidario de la vida y defensor de la familia natural, José Antonio Kast Rist, hijo de inmigrantes alemanes, ganó claramente la segunda vuelta electoral y se convirió en el presidente electo de Chile.

Kast obtuvo el 58.1 % de los votos; su adversaria, la comunista Jeanette Jara, el 41.8 %. Este es el peor resultado electoral obtenido por la izquierda desde que el general Augusto Pinochet dejó el poder el 11 de marzo de 1990.

Con esto, la nación sudamericana asestó una indiscutible derrota al comunismo internacional y a sus satélites en Iberoamérica —el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla—, así como a los grupos globales que promueven el control de la natalidad (vía el aborto, los anticonceptivos, los preservativos, la ideología LGBTQ+, los dizque matrimonios igualitarios, la perversión de la niñez y la juventud, y el ateísmo escolar).

Chile ha vivido en carne propia el infierno socialista, el engaño de la democracia cristiana y la traición de los neoliberales. Por eso, le dio hoy el voto de confianza a Kast, quien ha tenido el valor de reconocer el legado del general Pinochet.

Kast demostró hoy que es falso que el comunismo internacional sea invencible. Su triunfo envió un mensaje nacionalista muy poderoso a Luis Inacio Lula da Silva, presidente de Brasil; a Nicolás Maduro, dictador de Venezuela; a Daniel Ortega, dictador de Nicaragua, a Miguel Díaz-Canel, dictador de Cuba, y a la operadora del maximato obradorista en México, Claudia Shewinbaum Pardo. De igual manera, a Vladimir Putin, de Rusia, y a Xi Jinping, de China.

El triunfo de Kast rompe con el relativo equilibrio electoral entre los nacionalistas y los comunistas chilenos. Hoy, los primeros representan a casi seis de cada diez ciudadanos de Chile.

Lo sucedido este domingo en la segunda ronda electoral —conocida también como balotaje— tuvo dos antecedentes muy claros: el estallido social de octubre de 2019 y el rechazo abrumador del actual presidente Gabriel Boric de cambiar la Constitución chilena en septiembre de 2022 para alinearla con la castrista de Cuba y la chavista de Venezuela. El 62 % de los que acudieron a las urnas dijo rotundamente que no.

El fortalecimiento del nacionalismko chileno dista mucho de ser un fenómeno coyuntural. Esta inercia beneficiará a Kast si lleva a cabo una gestión adecuada, congruente con su plataforma electoral y, por supuesto, ética.

Los ejes principales del programa de gobierno de Kast son los siguientes:

  • Plan Implacable contra la delincuencia.
  • Plan Escudo Fronterizo para detener la inmigración ilegal.
  • Plan Protección de la Infancia.
  • Plan Carcerbero para construir cárceles de verdad.
  • Plan Mover a Chile mediante el deporte, una alimentación saludable y una vida sana.
  • Plan Barrido Total contra el comercio ilícito.
  • Plan Generación Dorada para los adultos mayores.
  • Plan Educación con Impulso, Calidad y Futuro.
  • Plan Sácate la Mochila para apoyar a las pequeñas y medianas empresas.
  • Plan Sin Licencia para Estafar para terminar con el abuso de las licencias médicas.
  • Plan de Auditoría Total del Estado.

El autodenominado «progresismo» («autóctono» e internacional) está de luto, pero —desde ya— pondrá en marcha sus planes B, C y D para destituir y/o liquidar a Kast. Es lógico inferir que ocurrirán sucesos cargados de significado en Chile y en el mundo.

La historia dio un vuelco hoy en Chile. ¿Lo dará en México? Veremos…

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