Por Jorge Santa Cruz (*)

Foto superior: Gobierno de México.

¿A quién conviene la trágica muerte de Martha Érika Alonso y de Rafael Moreno Valle? Es lógico que al que menos le conviene es al nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, su pusilánime manejo de la situación ayudó -de manera involuntaria- a quienes comenzaron a acusarlo desde las redes sociales.

Con base en inferencias lógicas, analicemos el tema a partir de los siguientes escenarios:

1. Falla mecánica: esta probabilidad exoneraría de cualquier responsabilidad al gobierno federal y a los demás actores políticos involucrados en la polémica. También, a la delincuencia organizada, en especial a la que lucra con el robo y venta ilegal de combustible. La responsabilidad recaería presumiblemente en la empresa que rentó el helicóptero siniestrado.

2. Falla humana: esta probabilidad dejaría limpios a todos los actores políticos y criminales sobre quienes ha recaído algún tipo de sospecha después de ocurrida la tragedia.

3. Que haya sido la delincuencia organizada. En este caso, la señal sería ominosa porque significaría que cualquier gobernante de alto nivel estaría en riesgo de ser asesinado. Dicho de otra manera: que la delincuencia organizada tendría tanto o más poder que el nuevo régimen encabezado por López Obrador.

4. Que haya sido un atentado organizado desde dentro de la derecha recalcitrante, a la que le convendría tener «martires» con los cuales agitar al país y derrocar al nuevo gobierno lopezobradorista.

5. Que haya sido un atentado organizado por la fracción priista más neoliberal (encabezada por alguno de los expresidentes inconformes por el cambio de rumbo de la política y de la economía). De resultar cierto esto, sería factible pensar que podrían ocurrir más tragedias como la del lunes 24 de diciembre.

6. Que el clan Bush pudiera respaldar al ex presidente priista desestabilizador, con el fin de llevar agua a su molino, tanto en lo político (golpeando a López Obrador) como en lo económico (en especial, en el tema petrolero, porque el nuevo gobierno régimen pretende recuperar la soberanía energética).

El gobierno de López Obrador debe olvidarse de los viejos e ineficientes esquemas de comunicación social del PRIAN y decir las cosas como son.

En su conferencia de prensa matutina de hoy, el presidente López Obrador dijo lo siguiente, refiriéndose a quienes utilizaron las redes sociales para involucrar a su gobierno en la tragedia de Puebla:

«Nosotros no somos represores, nosotros luchamos por un cambio por la vía pacífica y vamos a lograr ese cambio por el camino de la concordia. Nunca jamás actuaríamos en contra de nadie, jamás, por cuestiones de principios, de ideales. Esto tiene que ver con nuestros adversarios y no con todos, son grupos neofascistas, que están muy enojados por el triunfo de nuestro movimiento y tratan de mancharnos, tratan de afectarnos».

Bien: es hora de que diga nombres y apellidos y… ¡de que lo demuestre! sin ampararse en el espionaje político que dijo haber cancelado.

Por lo demás, está claro que esta campaña de desprestigio contra AMLO evidencia que la amnistía que concedió a los políticos corruptos  que le precedieron fue tomada como una señal de debilidad del nuevo régimen.

Si con la amnistía, López Obrador pensó que serenaría los ánimos, visto está que se equivocó. Lo que tiene que hacer el nuevo gobierno federal es aplicar la ley sin distingos, pero también sin consignas. Y enfrentar las crisis de una manera diferente, acorde con la anunciada Cuarta Transformación.

(*) jlsc.ua@gmail.com