Las memorias del piloto de Hitler y el ridículo de la mediocracia mundial

El periodista mexicano Jorge Santa Ctuz señala que los medios de comunicación de la Élite mundial  presentan las revelaciones de Hans Baur como si apenas se estuvieran conociendo cuando, en realidad, fueron publicadas hace más de sesenta años. (La foto superior corresponde a una captura de pantalla tomada de Infobae).

DSC02831Por Jorge Santa Cruz (*)

Cada mes de abril es aprovechado por la prensa internacional para hacer escándalo en torno a la figura del canciller alemán Adolfo Hitler. La razón de este comportamiento está en que el führer se suicidó, junto con su esposa Eva Braun, el 30 de abril de 1945, en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial.

En esta ocasión, los medios aprovecharon una edición reciente de las memorias del teniente general Hans Baur, ex piloto de Hitler, para dar a la noticia los tonos más sensacionalistas.

Así por ejemplo, la página digital del periódico mexicano Milenio publicó que  «recientemente salió una nueva evidencia de que Hitler sí se suicidó gracias al diario de Hans Baur…». (1)

Infobae, por su parte, dijo que «Las últimas palabras del genocida alemán Adolf Hitler fueron presuntamente descubiertas en el diario íntimo de un piloto nazi».  (2)

El Daily Mail de la Gran Bretaña, a su vez, apuntó que «el diario del ex amigo cercano ofrece una visión fascinante de los últimos momentos del führer». (3)

Unas memorias no muy recientes

El «descubrimiento» de las memorias de Baur deja mal parados a esos y a los demás medios de comunicación que hacen ruido sin tomarse la molestia de investigar lo necesario.

El teniente general Baur las escribió luego de estar diez años preso en la Unión Soviética y dos más en Francia.

Cuando salió del búnker de Hitler, fue herido de gravedad en una pierna por los soviéticos, quienes lo capturaron y le amputaron la extremidad lesionada.

Tras sufrir una década de torturas en la prisión de Butiershka, fue puesto en libertad en 1955, sólo para que los franceses lo volvieran a apresar. El gobierno de Francia lo dejó libre definitivamente en 1957.

Fue entonces que Baur escribió y publicó sus memorias con el título de Yo fui el piloto de Hitler. El destino del mundo en mis manos, bajo el sello de Editions France Empire.

Datos legales del libro Yo fui el piloto de Hitler, de Hans Baur, publicado por Javier Vergara Editor en Argentina (1980)
Datos legales del libro Yo fui el piloto de Hitler, de Hans Baur, publicado por Javier Vergara Editor en Argentina (1980). Foto: Jorge Santa Cruz

Javier Vergara Editor publicó, en Argentina, una edición en español en abril de 1980, hace exactamente 39 años.

Con base en esos antecedentes, podemos asegurar que la evidencia de que Hitler sí se suicidó en su búnker, el 30 de abril de 1945, de ninguna manera es «nueva».

La última conversación de Hitler con Baur

En  la tarde del 30 de abril de 1945, tal vez como a las 13:00 horas, Hitler mandó llamar al teniente general Baur —quien insistía en sacarlo de Berlín a bordo de su avión— y entabló con él una breve conversación. La reconstruiremos, con base en las memorias de Baur, publicadas por Javier Vergara Editor en Argentina, en abril de 1980, y que están en nuestro poder:

—Baur, quiero decirle adiós.
—¡Sin embargo, usted no puede terminar!
—Estoy desdichadamente reducido aquí. Mis generales me han traicionado y vendido. Mis soldados no quieren luchar y yo no puedo ya más. Tengo todavía dos posibilidades: ir a las montañas o reunirme con Dönitz en Flensburg. Pero quince días más tarde estaría en el mismo punto que hoy, frente a la misma alternativa. La guerra terminará en Berlín, me quedo en Berlín y sucumbo con él. Hay que tener coraje para sufrir las consecuencias… ¡Voy a terminar! Lo sé, millones de hombres van a maldecirme mañana… el destino lo quiere así. Los rusos saben perfectamente que estoy aquí, en el búnker, y temo que arrojen obuses de gas. Durante la guerra inventamos un gas que duerme a un hombre durante 24 horas. Nuestro servicio de informaciones ha sabido que los rusos también lo tienen. Es imposible imaginar que pueden tenerme vivo. Disponemos aquí de una defensa contra los gases, pero ¿quién podría fiarse de ella? No yo, en todo caso… así que voy a terminar hoy. (4)

Portada de la edición argentina de Yo fui el piloto de Hitler. (Javier Vergara Editor 1980, Argentina)
Portada de la edición argentina de Yo fui el piloto de Hitler. (Buenos Aires: Javier Vergara Editor. 1980).

Poco antes de dar por finalizado el encuentro, en un ambiente tenso y melancólico, Hitler señaló un cuadro de Federico el Grande y retomó la charla:

—Querría hacerle un regalo. ¿Ve ese cuadro, allí en la pared? Es un Lenbach, representa al gran Federico. He tenido muchos cuadros en mi vida, mucho más valiosos que aquél, que ha costado 34,000 marcos en 1934. Pero no quiero que sea destruido, querría conservarlo a la posteridad. Tiene un gran valor histórico.
—Acepto gustoso, para enviarlo más tarde a algún museo.
—No es necesario. Es para usted. Basta con que usted lo conserve. Muchas veces usted ha maldecido por su causa… lo sé, pero era por otra razón.
—…
—Cada vez que me desplazaba por más de un día, llevaba este cuadro conmigo. Me señalaron hace mucho tiempo que usted gruñía siempre por su causa. [Y es que a Baur le disgustaba que la enorme caja desluciera la cabina de su avión]. (5)

Acto seguido, Hitler dio las dos últimas órdenes a su eficiente y leal piloto:

«Tengo todavía dos misiones para usted, Baur. Le confío la responsabilidad de incinerar el cuerpo de mi esposa y el mío. Además, he designado a Dönitz para sucederme. Bormann tiene cierta cantidad de documentos que deben ser transmitidos al almirante. Arréglese usted para salir de aquí. Es muy importante que Bormann alcance a Dönitz».

¿Qué pasó después? Dejemos que sea el propio general Baur quien lo narre:

«Me estrechó entonces fuertemente la mano, luego se despidió del coronel Betz expresándole también su agradecimiento. Cuando yo iba a salir me tomó las manos y dijo:

 —Baur, habría que escribir en mi tumba: «¡Fue la víctima de sus generales!».
Me permití una objeción.
—Baur —me respondió— usted ignora muchas cosas y va a saber algunas que lo              asombrarán mucho.

Desdichadamente verifiqué más tarde la verdad de estas últimas palabras de Hitler cuando me encontré con generales que habían llegado a mitad del camino de la traición, durante su captura, en 1944, invitando a nuestros soldados a arrojar las armas y pasarse al enemigo». (6)

Reflexión final

Le mediocracia mundial soslaya, una vez más, el argumento de Hitler en el sentido de que perdió la guerra porque fue traicionado por generales con poder; dicho en otras palabras: que fue la Infiltración la que dio la victoria a las «democracias» y al comunismo.

Tampoco dice que Hitler se quedó en Berlín para significar que se sumaba a la muerte y al sacrificio de millones de alemanes. Hitler quiso sucumbir en el frente oriental, donde sus fuerzas hacían hasta lo imposible por frenar a las hordas comunistas.

Los actos significativos no son exclusivos de los vencedores. Por eso, en su testamento político, Hitler dijo: «Después de seis años de guerra —que a despecho de los obstáculos será recordada algún día como la más gloriosa y valiente demostración del propósito de vida de una nación— no puedo abandonar la ciudad que es la capital de este Reich. Como las fuerzas son muy exiguas como para intentar cualquier oposición en contra de los ataques enemigos, y porque nuestra resistencia se ha venido debilitando por los hombres que nos han engañado con su falta de iniciativa, al permanecer en esta ciudad quiero compartir mi destino con los otros millones de hombres que han decidido hacer lo mismo». (7)

En la siguiente entrega transcribiremos el testimonio del teniente general Hans Baur acerca de la solución final de Hitler sobre el tema judío. Es un elemento histórico fundamental y que es silenciado —de manera absoluta— por la mediocracia mundial.

Bibliografía y referencias electrónicas

  1. Milenio Digital. «Las últimas palabras de Hitler antes de Morir». Recuperado el 6 de abril de 2019. https://www.milenio.com/cultura/adolf-hitler-las-ultimas-palabras-del-dictador-antes-de-su-muerte
  2. Infobae. «Las últimas palabras de Adolf Hitler». Recuperado el 6 de abril de 2019. https://www.infobae.com/america/mundo/2019/04/03/las-ultimas-palabras-de-adolf-hitler/
  3. Daily Mail. «Hitler’s final words’ are revealed in personal diary of the Führer’s pilot». Recuperado el 6 de abril de 2019. https://www.dailymail.co.uk/news/article-6881389/Hitlers-final-words-revealed-personal-diary-Fuhrers-pilot.html
  4. Hans Baur. Yo fui el piloto de Hitler. Traducción de Josefina Delgado. (Buenos Aires, Argentina. 1980), 223-224.
  5. Ibid,, 224.
  6. Ibid., 224-225.
  7. Exordio. «Testamento personal y político de Hitler (29-4-1945)». Documentos. Recuperado el 6 de abril de 2019. https://www.exordio.com/1939-1945/codex/Documentos/testamentohitler.html

 

4 comentarios sobre “Las memorias del piloto de Hitler y el ridículo de la mediocracia mundial

  1. Notable y revelador tesrimonio.
    La II WW prosigue por otros carriles, la llevan adelante núcleos de poder mimetizados y descentralizados.
    Sus objetivos y métodos son desconocidos.

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