La culpa es de la ministra, no de la UNAM

La verdad es que en el caso del plagio más hubiera valido el buen pleito ―aunque se perdiera― que un mal arreglo como quedó

Por Mario Rosales Betancourt

Imagen ilustrativa: rochainforma.com

El mensaje del rector decepcionó a muchos y es apoyado también, por muchos. Estos ven dos cosas positivas: primero, que reitera claramente que sí hay un plagio y ―lo más importante― que la responsable de este plagio es la ministra Esquivel, y segundo, que valoran mucho su apego estricto a la normatividad, en la cual no encuentra fundamentos claros para anular el título de la claramente plagiaria.

Aquí creo, aunque solo es una opinión, que el rector ―por un exceso de legalismo― se equivocó. Cuando alguien tiene que decidir entre acatar o desacatar una legislación, tiene qué sopesar el costo de hacerlo y el costo de no hacerlo.

Si hubiera ―aún sin facultades, lo que es discutible― anulado el título, la ministra evidentemente hubiera promovido una acción judicial, por ejemplo, un amparo. En este caso, lo peor que le hubiera sucedido a la UNAM, es que después de un procedimiento judicial, hubiera tenido (por una sentencia) que devolverle el título a la ministra Esquivel. Claro, ya el desprestigio social sería para el órgano judicial que lo decidiera, pero no ya para la UNAM.

En cambio, el costo de no hacerlo es el desprestigio y la crítica que ya en el presente, están sufriendo el rector y la UNAM.

Vamos: es absurdo que contra la asesora sí se actuó rápida y contundentemente, cuando aquí el riesgo para la UNAM, es que si pierde el juicio por despido injustificado, tendrá que reinstalarla y pagar todos los salarios caídos, o sea, el costo para la UNAM, puede ser muy elevado.

La verdad es que en el caso del plagio más hubiera valido el buen pleito ―aunque se perdiera― que un mal arreglo como quedó. Tiene razón Maquiavelo cuando aconseja al príncipe apartarse en algunos casos de la legalidad.

Al quedarse con la papa caliente y por mucho tiempo (en lo que pasa por comités, consejos, se desahogan todas las pruebas ―que puedan inventarse por la ministra―), Yazmín Esquivel Mossa gana tiempo y apuesta a que se vaya enfriando y olvidando el asunto.

En cambio crece el divisionismo en la UNAM, entre los que ven muy timorato al rector y quienes lo apoyan, por ser muy apegado a la legalidad.

Desde luego en lo que todos debemos estar de acuerdo, es en apoyar a la UNAM de los embates del gobierno contra ella.

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