Violencia en el 8M exhibe complicidad gubernamental

Contrafuego

Por Jorge Santa Cruz

Imagen: Capital 21

El Diccionario panhispánico del español jurídico de la Real Academia Española explica que cómplice es la «Persona que colabora en la comisión de un delito. La complicidad puede ser principal, si es necesaria para la comisión del delito, o accesoria, si solamente lo facilita».1

Con base en ese criterio, afirmamos que los gobiernos federal y de la Ciudad de México fueron cómplices de las terroristas urbanas que agredieron a personas y causaron destrozos al patrimonio de terceros este miércoles 8 de marzo en la Ciudad de México.

El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo esta mañana que el Palacio Nacional se blindó porque los grupos de choque podrían incendiarlo para justificar una intervención de Estados Unidos en México so pretexto de combatir a los cárteles de las drogas.

Según él, con las fotos del Palacio Nacional en llamas se dejaría de hablar del narco-estado que estuvo en manos de Genaro García Luna durante 12 años, y del apoyo que este tuvo ―en su momento― de las agencias de Estados Unidos.

López Obrador deslizó, además, la idea de que la derecha mexicana financia y organiza a los grupos de choque que actuaron hoy:

«Porque ellos son muy violentos, la derecha siempre ha sido muy autoritaria y muy violenta. Y además son especialistas en tirar la piedra y esconder la mano, y son capaces de infiltrar en las manifestaciones a vándalos».

Con base en lo anterior, podemos señalar, entonces, que los gobiernos federal y de la Ciudad de México fueron cómplices de las delincuentes que agredieron a personas y causaron destrozos este miércoles.

¿Por qué? Porque, al decir que se blindó el Palacio Nacional para evitar que fuera incendiado es que se tuvo información de inteligencia previa y que, por ende, se sabía quiénes serían las terroristas urbanas y qué acciones delictivas iban a cometer.

A pesar de eso, las dejaron agredir a personas y perjudicar el patrimonio de terceros, lo que constituye un claro ejemplo de complicidad accesoria.

Militar en la 4T no es garantía de honestidad valiente; actuar en la oposición tampoco garantiza pulcritud ética y política.

Es incuestionable que la 4T utiliza la victimización para engañar a los desinformados; utiliza las mismas estrategias de las dictaduras comunistas de Cuba, Nicaragua y Venezuela, por citar solamente a tres.

Mi propósito no es defender a nadie. No pertenezco a ningún partido político ni estoy comprometido con ninguna ideología extranjera (sea neoliberal o comunista). Me mueve únicamente el amor a México.

Por ello, concluyo con una pregunta: ¿será que las encapuchadas son financiadas y organizadas por la 4T para mantener adormecido el pensamiento de la mayoría de los mexicanos, para desprestigiar aún más a sus rivales políticos y para desacreditar a los periodistas independientes?

De ser así, estaríamos ante una complicidad más grave por parte de los gobiernos federal y de la Ciudad de México ―que es un simple satélite de López Obrador― porque sería una complicidad principal.

México enfrenta un peligro mortal; es rehén de vividores de uno y otro signo. A pesar de esto, la mayoría de los votantes es indolente y conformista. No reflexiona en el negro futuro que amenaza a la niñez y la juventud.

2 comentarios sobre “Violencia en el 8M exhibe complicidad gubernamental

  1. Es increíble que a conveniencia el gobierno PROGRE aplique acciones «violentas».

    Cuando se trata de la clase media se inmuta y sólo actúa cuando afecta a su populacha. En el caso lamentable de «turistas» afro norteamericano (aún dudo vinieran por causa médica) el gobierno actuó de forma implacable al dar con responsables.
    Tienen plenamente identificados a los narcos, pero los dejan en contubernio para que no les afecten en su política de gobierno.
    Este gobierno continúa en contubernio con carteles y delincuencia organizada.

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