En cambio, las acciones de dictaduras del proletariado o las dictaduras de la mayoría, aunque tengan la simpatía de los más, no son democráticas porque no generan el mejoramiento del pueblo, y se impone una visión única e intolerante

El presidente López Obrador califica a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de antidemocrática. Sin embargo, resulta paradójico que el Ejecutivo (que se ha caracterizado por violar la Constitución una y otra vez) diga que el ministro Laynez es quien viola la Carta Magna, y que la Consejería Jurídica de la Presidencia de la República declare que el citado ministro le arrancó hojas a la Constitución.

López Obrador promueve su Plan C porque quiere lograr, en las elecciones de 2024, un resultado que permita, gracias a su indudable popularidad, establecer una dictadura de la mayoría, donde no exista ningún contrapeso o control al poder ejecutivo federal.

Curioso, que mientras que Morena rechaza utilizar el método de elección universal, libre y secreta para elegir a sus dirigentes y candidatos (incluyendo candidato presidencial), se aferre a utilizar el sospechoso procedimiento de las encuestas.

Morena quiere que se emplee la elección universal, libre y secreta para elegir jueces, incluyendo a ministros y ministras de la SCJN. Y para elegir a los directivos de las universidades públicas autónomas, lo cual mermaría su autonomía y afectaría su calidad, eficiencia y el buen desempeño de sus tareas. Pero hacia adentro, rehúye la participación libre, secreta y universal de los ciudadanos.

La democracia, según dice nuestra Constitución, es un «sistema de vida, fundando en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo».

Esto significa que la democracia es lo que mejora al pueblo; y por pueblo se entiende la totalidad de los seres humanos que tienen la nacionalidad y/o que radican en un Estado.

Pueblo, es un conjunto que nos integra a todos, no un grupo, una clase, ni siquiera una mayoría, ya que todos nos beneficiamos de los mejoramientos económicos, sociales y culturales. Por ejemplo, el que mejore la actividad económica, haya más inversiones, seguridad, se erradique la corrupción, se cuide la salud, etc.. De igual manera, que se acepte el pluralismo y se respete a las minorías es democrático.

En cambio, las acciones de dictaduras del proletariado o las dictaduras de la mayoría, aunque tengan la simpatía de los más, no son democráticas porque no generan el mejoramiento del pueblo, y se impone una visión única e intolerante.

Lo que esta sucediendo en el proceso de selección de los nuevos consejeros del INE, incluyendo la que será la nueva presidente, es una muestra clara de que con distintos medios, lo que se busca es lograr una dictadura de la mayoría, manipulada por un populista; el totalitarismo que se está fraguando no dará como resultado (como se ha demostrado con lo hecho por el actual gobierno) un mejoramiento económico, social y cultural de TODO el pueblo.

El que el Ejecutivo descalifique al Judicial no ayuda a la democracia, sino que la debilita. Se vale y es sano para la democracia el disentir, el dar argumentos; pero no, por ejemplo, decir que los ministros de la SCJN son parte de una mafia, ya que mafia es una organización criminal. Lo que está haciendo el presidente es decir que los ministros que piensan diferente a él son delincuentes.

Si López Obrador tiene pruebas, debe proceder penalmente contra ellos; pero si carece de elementos probatorios, se trata de una calumnia.