
Por Mario Rosales Betancourt
Imagen ilustrativa: Gobierno de México
El presidente llamó leguleya a la digna y muy bien fundada respuesta dada a la incompetente ―porque legalmente no tenia competencia para hacerla― exigencia de la Secretaría de Gobernación a los ministros de la Corte de que explicaran por qué violan la Constitución, según el subjetivo criterio del presidente López Obrador.
De fondo y forma, la respuesta firmada por el secretario de acuerdos evidenció la categoría y los conocimientos jurídicos de los ministros de la Corte ( tal vez con la excepción de la ministra Esquivel), por lo que no pueden ser llamados leguleyos, ya que leguleyo significa «el que se ocupa de cuestiones legales sin tener los conocimientos o la especialización suficiente».
La respuesta de la Corte, entre otras aspectos, se fundamenta en el artículo 94 constitucional que establece que las remuneraciones de quienes encabecen los órganos judiciales federales no podrán ser disminuidas durante su encargo.
Y en relación con el 127 ―en el cual se base el presidente para decir que los ministros violan la Constitución―, el escrito le recuerda a quien era secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde Luján, que dentro de las remuneraciones, incluyendo las del presidente, deben considerarse tanto las que son en dinero como en especie (como las que se dan por concepto de habitación, alimentación, gastos médicos, transporte, etcétera).
Por lo tanto, se puede asegurar que en la iniciativa enviada por el presidente y aprobada por el Congreso no existen parámetros objetivos que tomen en cuenta esas percepciones en especie que tiene el presidente. Tan es así, que el presidente acepta que su iniciativa presentada y aprobaba al inicio de su gobierno tiene lagunas que ―señaló― hacen necesaria una nueva reforma constitucional más precisa en esta materia.
Desde luego, llama la atención que durante el tiempo que su amigo, el ministro Zaldívar Lelo de Larrea fue presidente de la Corte, este tema no le preocupó a López Obrador; y solo hasta que salieron las declaraciones de inconstitucionalidad en contra de leyes en las cuales el Ejecutivo presionó al Legislativo para que no se cumpliera con los procedimientos parlamentarios, fue que -―entonces sí― se ocupó mucho este tema.
El caso es que ―de acuerdo con lo que significa la palabra leguleyo― no son los ministros de la Corte los leguleyos, sino el presidente y su secretaria de Gobernación.

Bien aclarado quedó la manipulación de los términos por AMLO, que los usa a su favor con un abuso de ellos, para enredar a la población.
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