¿Salvador Allende era un demócrata inmaculado o un dictador disfrazado de demócrata? El autor del presente artículo (que se publicó originalmente hace poco más de 23 años) presenta el testimonio de dos investigadores chilenos que ha sido soslayado de manera deliberada. ¿Por qué?

Tengo la impresión, amigo lector, de que el general Augusto Pinochet fue privado de su fuero de senador vitalicio merced a un acuerdo secreto entre los gobiernos de Inglaterra, España y Chile.

Más allá de esta suposición, sin embargo, está el hecho de que el anciano ex dictador chileno tiene la gran oportunidad de enfrentar a sus acusadores comunistas, socialistas, democristianos y neoliberales (de dentro y de fuera de su país) con la fuerza de la verdad.

¿Quién fue realmente el derrocado Salvador Allende?, ¿cuáles fueron sus fines últimos?, ¿es cierto que iba a convertir a Chile en una nación comunista, al estilo de la Cuba de Fidel Castro?, ¿qué tanta culpa tiene el dictador cubano de la crisis chilena? Pinochet debe hablar. Por lo pronto, la Corte de Apelaciones de su nación lo considera apto para ser sometido a juicio.

Uno de los episodios que merecen ser esclarecidos es el del famoso Plan Zeta. Los periodistas Hernán Millas y Emilio Filippi, en su libro «Chile 70-73, Crónica de una experiencia, escribieron -a ese respecto- lo siguiente:

«El 19 de septiembre de 1973, Allende estaría terminando de almorzar en el Palacio de la Moneda. Por ser el Día de las Glorias del Ejército, habría invitado a los tres comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y a los miembros del Estado Mayor (generales, almirantes y altos oficiales).

«Alguien se acercaría a Allende y le comunicaría un recado telefónico urgente. Él les rogaría a sus invitados que lo excusasen un segundo. Apenas él desapareciese entrarían al comedor varios GAP con metralletas, los que asesinarían a todos los comensales». (Los GAP eran los guardias personales de Salvador Allende).

Pero retomemos lo escrito por Millas y Filippi:

«En la forma simultánea, extremistas vestidos con uniformes militares matarían a todos los oficiales en el Parque Cousiño, donde estarían formadas las unidades de la Guarnición de Santiago y de la Armada para participar en la Parada Militar de las Fiestas Patrias. ‘Las unidades militares descabezadas serían rápidamente controladas por elementos leales que hemos logrado infiltrar en sus organizaciones. Deberá tenerse presente que la infantería de Marina no tiene elementos nuestros, por lo que sus fuerzas deberán ser controladas por unidades plegadas al plan’, advertiría un documento.

«En el balcón de La Moneda aparecería Allende y anunciaría que había nacido la República Democrática de Chile. En el mástil del Palacio se izaría la nueva bandera, toda roja con una pequeña estrella.

«En los alrededores podrían observarse los restos de algunos edificios destruidos por el fuego: la sede de la Corte Suprema. el Congreso Nacional, el diario El Mercurio y locales políticos opositores.

«Los manifestantes, elementos de los partidos marxistas, vitorearían el anuncio de que los trabajadores habían conquistado el poder total y que se establecía la dictadura del proletariado. Una consigna vocearían: ‘Paredón para los fascistas'».

Hasta aquí la cita. Según los periodistas Millas y Filippi, el Plan Zeta fue entregado por los altos dirigentes de la Unión Popular (el partido de Salvador Allende), el 25 de agosto de 1973. Curiosamente un mes antes habían arribado a Chile el viceprimer ministro cubano Carlos Rafael Rodríguez y el jefe de la policía secreta de Fidel Castro, Manuel Piñeiro.

Pinochet sabe bien que es víctima de un Plan Zeta Dos. Tiene derecho de defenderse y su pueblo de conocer la verdad. Para el anciano y enfermo estadista vale aquello de hablar hoy o callar para siempre, en función del interés de su patria más que del beneficio personal. Él como soldado entiende perfectamente de lo que se trata.