AMLO está acostumbrado a controlarlo todo; pero los avatares de la política estadounidense y china lo rebasan

En los días recientes, han ocurrido diversos acontecimientos políticos muy significativos que son desfavorables al presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque él se esfuerce en minimizarlos.

Mencionaré tres en concreto:

• La sucesión presidencial y la futura composición del poder legislativo en los Estados Unidos.
• Los crecientes flujos migratorios que tienen el propósito de instalarse en los Estados Unidos.
• La preocupación que genera el poderío económico chino a los estadounidenses.

López Obrador tiene parte de razón cuando atribuye las filtraciones sobre un presunto financiamiento del Cártel de Sinaloa a su campaña presidencial del 2006 a la lucha electoral entre el expresidente republicano Donald Trump y el actual mandatario demócrata Joe Biden.

Trump, específicamente, ha colocado el tema de la migración ilegal en la agenda política. Tan es así, que el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, continúa instalando una valla de púas en la frontera texana con México, a pesar del mandato que le dio la Corte Suprema en el sentido de que la retire totalmente.

Veinticinco gobernadores republicanos dieron su apoyo a Abbott en abierto desafío al máximo tribunal del país, al presidente Biden y a su secretario de seguridad interna, Alejandro Mayorkas.

La mayoría republicana en la Cámara de Representantes tiene detenido el nuevo financiamiento de 61 mil millones de dólares solicitado por Biden para Ucrania; lo condiciona a que cierre totalmente la frontera con México.

Si Biden accede a la exigencia de los republicanos enviará una señal de debilidad política que aprovecharían inmediatamente Trump y los republicanos que lo siguen. Si no lo hace, no podrá enviar más ayuda a Ucrania e Israel, ni obtendrá los recursos que pidió para contener a China en Asia.

Las filtraciones contra AMLO

La supuesta investigación de la DEA que encendió las alarmas políticas en Palacio Nacional se puede entender como una táctica de aproximación indirecta: la Casa Blanca presionaría para que sea AMLO el que selle la frontera de México con Estados Unidos y asuma todos los costos que esta medida implicaría o en caso de que AMLO se niega o no pueda hacerlo continuaría con las filtraciones. Este asunto tiene todas las características de un chantaje. Es imprescindible que el presidente mexicano demuestre que nunca ha recibido dinero de la delincuencia organizada.

Si AMLO se somete, Biden exhibirá fuerza, dirá que la frontera sur de su país es segura y que son innecesarias las medidas extremas como las aplicadas por Abbott en Texas. Solo que Trump, seguramente, tendrá algunos «ases bajo la manga».

Si AMLO no se somete a «su amigo Biden» (como lo hizo en tiempos de Trump como presidente de los Estados Unidos) contribuirá a fortalecer la imagen del magnate, de Abbott y de los republicanos en el Congreso.

La fallida reforma eléctrica y la fuerza de China

Cuando Biden solicitó al Congreso los 61 mil millones de dólares para Ucrania -el 20 de octubre del año pasado-, también pidió otras partidas presupuestales. Veámoslas en detalle:

• 14 mil 300 millones de dólares en ayuda militar a Israel.
• 9 mil millones de dólares para ayuda humanitaria a israelíes y gazatíes.
• 13 mil 600 millones de dólares para reforzar la seguridad en la frontera con México.
• 4 mil millones de dólares para contener el poderío chino en Asia.

El caso es que China también tiene fuerte presencia en Europa occidental, en África, en América y -especialmente- en México.

Apenas este 31 de enero, AMLO recibió al embajador de China comunista acreditado en nuestro país, Zhang Run.

Durante 2023, el sector empresarial mexicano anunció 378 proyectos de inversión extranjera por más de 110 mil millones de dólares.

Una nota de Forbes México indica que «… [el] mayor número de anuncios proviene de empresas de Estados Unidos, seguido de China, Dinamarca, Australia y Corea». Leamos más:

En el caso de Estados Unidos los anuncios suman una expectativa de inversión por 42,144 millones de dólares, un 38% del total.

China representa anuncios de inversión por 13,190 millones de dólares, con un 12% del total de los anuncios, mientras que desde Dinamarca se esperan inyecciones de capital al país por 10,170 millones de dólares, un 9%.

Le siguen Australia, con 7,290 millones de dólares para el 7%, y Corea del Sur, con 6,962 millones de dólares, para el 6%.

Las promesas de inversión chinas superan con mucho los mil 760 millones de dólares que -según El Economista– empresarios chinos trajeron a nuestras tierras entre 2020 y noviembre de 2023.

A pesar de lo anterior, la prometida inversión estadounidense de 42 mil 144 millones de dólares es superior, con mucho, a la que prometió China de 13 mil 190 millones de dólares. Hablamos de una diferencia de ¡28 mil 954 millones de dólares!

México resulta particularmente interesante para las grandes empresas de Estados Unidos y China por diversas razones:

• Su cercanía al mercado más grande del mundo (Estados Unidos).
• Su abundancia de recursos naturales (entre ellos, el litio).
• Su corredor transístmico (que va de Oaxaca a Veracruz).

Trump quiere traerse a México a tantas empresas norteamericanas asentadas en China como pueda para abaratar costos en beneficio del consumidor estadounidense.

Biden, en cierto modo, planteó lo mismo.

China comunista, por su parte, abarataría de manera muy importante sus procesos industriales y sus cadenas de suministro si obtuviera un trato preferencial del gobierno mexicano. Sus productos y servicios serían altamente competitivos en el mercado de los Estados Unidos.

López Obrador quedó en medio de este giro del destino; su 4T y su candidata presidencial, también. Ninguno tiene el poder de controlar lo que se decide en Washington y Beijing.

La sabiduría popular -que tanto agrada al presidente- dice que «el que a dos amos sirve con uno queda mal». En este caso, el que está más cerca es Estados Unidos, país que sigue siendo aún el más poderoso de la tierra. China comunista, por su parte, tiene como mortal arma una que no figura en su vasto arsenal: el fentanilo.

Permítame, amigo lector, una pregunta al vuelo: ¿cómo impactaría a México el que Estados Unidos se llevara a otro país los 42 mil 144 millones de dólares que pretende invertir aquí? (La inseguridad, los altos costos de la electricidad, la incertidumbre jurídica son elementos que toman muy en cuenta en el vecino país del norte).

Recuérdese, por otro lado, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró ayer como inconstitucional la reforma eléctrica de López Obrador. ¿Será que reverbera acá el poder de Trump?

AMLO propondrá otra reforma eléctrica; de hecho, el 5 de febrero dará a conocer todas sus iniciativas de reforma a la constitución. Le apuesta a contar con las dos terceras partes de los diputados federales y los senadores de la República, pero no está seguro de lograr que los oráculos de Washington se decanten a su favor.

En conclusión: se vienen tiempos aciagos para quien está acostumbrado a controlarlo todo porque no podrá hacerlo con las prioridades de los grupos que dominan en Estados Unidos y China. Para él, aciagos; para los mexicanos, más difíciles todavía.

Son previsibles más filtraciones sobre AMLO y su equipo, así como más presiones de índole económica, militar, fiscal, migratoria y de seguridad nacional provenientes de las élites que se disputan el poder en los Estados Unidos. ¿Qué tanto repercutirán estas circunstancias en la sucesión presidencial mexicana? No tardaremos mucho en conocer la respuesta.