El desastre diplomático mexicano

La presidente de la República tiene un secretario de Relaciones Exteriores miedoso y un secretario de Economía impreparado

Por Gral. de División DEM retirado Roberto Badillo Martínez

Imagen ilustrativa: Luis Arroyo (ONU)

Dos errores ha cometido la presidente de México, Claudia Sheinbaum, en su relación con Trump. Claro, son errores que ella cometió, pero de los que también son responsables dos personas.

Una es el secretario de Relaciones Exteriores que está completamente desaparecido. Corrijo, sí apareció hace unos días hablando con alguien del equipo de Trump. Hablando, no cabildeando.

Juan Ramón de la Fuente, el responsable de Relaciones Exteriores, ha dejado solos a la mayoría de los cónsules mexicanos frente a las amenazas de deportaciones masivas hechas por Trump. Ha sido incapaz de visitarlos.

A lo más que ha llegado es a reunirse con los embajadores de México en Washington y en las Naciones Unidas, y con los cónsules acreditados en Texas y Nueva York.

La instrucción que dio a los cónsules es que abran sus puertas a todos aquellos que lo soliciten. Se estima que hay once millones de mexicanos en situación migratoria irregular. ¿Cabrán todos en los consulados de nuestro país?

De la Fuente pudo haber enviado a funcionarios de menor rango a reunirse con el resto de los cónsules mexicanos en Estados Unidos, pero no lo hizo. Podemos calificar su actitud de extraña, miedosa…

La otra persona responsable de los errores de la presidente de la República es el secretario de Economía, Marcelo Ebrard.

Si vamos a comenzar a imponer aranceles, vendrán aranceles tras aranceles. Decir eso es desconocer la realidad del comercio exterior de México, que depende en 80 por ciento de Estados Unidos. En cambio, el comercio exterior de los Estados Unidos depende en 15 por ciento de México. Es una diferencia abismal.

Es insensato decir: “Si me pones aranceles, te pongo aranceles”. Se sabe que el carácter de Trump es el de un valentón orgulloso. Y que lo peor: tiene razón para eso, pues ganó la Presidencia, ganó el Senado, ganó la Cámara de Representantes, ganó el voto popular, ganó el voto electoral, ganó los diez estados considerados claves o bisagras y… ¡tiene a la Corte Suprema de Justicia a su favor!

La otra declaración del gobierno mexicano que considero torpe fue la del cierre de las fronteras de nuestro país. No cabe duda, sin embargo, que Trump se refirió con eso del cierre de las fronteras de Estados Unidos al paso de delincuentes e indocumentados ilegales, algo que ha traído siempre en su cabeza.

México reaccionó diciendo que la presidente nunca habló de cerrar las fronteras. Estoy seguro de que así fue. Lo cierto es que ningún país puede vivir encerrado. O sea, en esto hubo otro error de interpretación por parte de De la Fuente y de Ebrard (el ajonjolí de todos los moles).

Son ellos los que asesoran a la presidente en sus mañaneras y en su actuación general. Una aclaración diplomática hubiera sido suficiente, pero la presidente no tiene interlocutores con Trump, por ello da palos de ciego.

Notre Dame y el simbolismo político global

La reapertura de la catedral parisina de Notre Dame fue espectacular, aunque la política desplazó al fervor religioso católico. Pero este es un tema aparte que tocaré en una ocasión propicia.

En Notre Dame se corroboró otra vez el fenomenal olfato político de Donald Trump, quien fue la súper estrella del evento y de su cobertura a nivel mundial.

Asistieron cerca de 50 jefes de estado o de gobierno de todas las tendencias, de Europa, América, Asia y África; de regímenes socialistas y de libre mercado; príncipes y reyes; dignatarios católicos, musulmanes y judíos; empresarios y políticos, así como los mil 500 invitados del gobierno francés.

¿México? ¡Ausente!

Tal parece que al gobierno mexicano le place estar aislado en un rincón del mundo. Fue un acto político, diplomático y religioso de nivel mundial. Parece que formamos parte de la cultura china, rusa o india; o que no asistimos para no incomodar a las repúblicas socialistas soviéticas sudamericanas.

El actual régimen intenta desconocer que pertenecemos al mundo occidental, iniciado hace más de dos mil 300 años por Grecia y continuado después por Roma, la misma que se cristianizó. Esas ideas dominan hoy en el hemisferio occidental, pésele a quien le pese.

Los representantes del pueblo mexicano tienen que estar presentes en todos los ámbitos en los que estamos incrustados como país, como pueblo, como patria y como nación. En los actos y eventos importantes como fue la reinauguración de la catedral de Nuestra Señora de París. Así lo comprendieron los líderes mundiales e hicieron acto de presencia.

Busqué a algún representante del Estado mexicano. No lo encontré. A la única mexicana que vi ─y sentí orgullo por ser veracruzano como ella─ fue a la señora Salma Hayek, artista y mujer. Ella fue una de las 1500 personas invitadas por el gobierno francés.

Las relaciones exteriores mexicanas están mal. Así estuvieron en el gobierno anterior. El caso es que la presidente tiene toda la preparación y las ventajas para revertir este desastre. Que así sea.

Con Trump no hay que pelear; hay que dialogar.

Un comentario sobre “El desastre diplomático mexicano

  1. Mi General Roberto Badillo, mi reconocimiento por sus comentarios , estoy de acuerdo que nuestro país no merece tener representantes que no aporten beneficios a nuestro México .
    Un feliz año RAVG

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