El nuevo papa tiene la oportunidad de retroceder, de corregir, de aplicar nuevamente las enseñanzas verdaderas de la Iglesia. Es necesario que frene la expansión de la promiscuidad en el mundo

Por el Gral. de División DEM retirado Roberto Badillo Martínez
Imagen ilustrativa: Abadía de Monte Casino. (Radomil, vía Wikipedia)
En el momento en que vi en la televisión mexicana la elección del papa el 8 de mayo del 2025, lo primero que se me vino a la mente fue que León XIII fue un verdadero león defensor de la Iglesia católica universal. Recordé que fue un papa de finales del siglo XIX y principios del XX. Pero lo que más me impresionó fue que había luchado abiertamente contra el comunismo internacional y contra la masonería, llamándolos como lo que son: enemigos de la Iglesia y entidades satánicas. Hasta ahí, mis recuerdos.
Luego, en las siguientes semanas fluyó masivamente la información sobre el nuevo papa. Se dijo, por supuesto, que había adoptado el nombre de León XIV y que enfrentaría directamente a Trump. También, que había estado muchos años como obispo de Chiclayo en Perú, y que era admirador del anterior papa, Jorge Mario Bergoglio. Y aún más: que seguiría los pasos de su antecesor inmediato, quien lo creó cardenal.

Aquí comenzaron las contradicciones: ¿cómo León XIV (quien tomó el nombre de León XIII) va a seguir las desastrosas políticas del anterior papa? Personalmente considero que la Iglesia católica, apostólica y romana ha sido construida sobre todo por la cultura ítalo-romana.
Lo expongo de otra manera: la Iglesia requiere ─en su dimensión humana, no en la divina─ de la inteligencia y el genio latino. Roma e Italia encarnan ese genio latino.
Para decirlo claramente: la Iglesia surgió en un rincón del imperio romano, y luchó para sobrevivir en ese imperio. Es más, llegó a Roma para enfrentar al imperio. Vivió y sobrevivió a toda clase de hostilidades de los emperadores romanos. Muchos de los apóstoles fueron sacrificados y convertidos en mártires del cristianismo universal por el imperio romano. La Iglesia finalmente triunfó cuando recibió el reconocimiento de Constantino en el año 313. Con ello, logró la universalidad que solo podía otorgar el imperio romano en aquel tiempo. A lo anterior, es necesario considerar que más de 220 de los 267 papas que ha tenido la Iglesia han sido italianos.
Hoy, la Iglesia católica, apostólica y romana está en los cinco continentes; a pesar de eso, seguirá siendo una construcción romano-italiana. Hablo, insisto, de la dimensión humana de la Iglesia. Ella auspició las obras de los grandes artistas. Pintores, escultores y escritores participaron en esa construcción con sus obras de carácter universal. Por eso, Roma es la ciudad eterna; una ciudad sin par en el mundo. Por eso, Italia es el país que ocasiona el síndrome de Stendhal en muchos sus visitantes.
Por ello, solo en Roma podía estar la Sede de Pedro, la capital de la Iglesia universal. Solo Italia podía ver nacer a San Francisco de Asís, santo entre los santos de la Iglesia.
Solo en Italia podía construirse un monasterio como el de Monte Casino, tres veces destruido hasta sus cimientos por la masonería y el comunismo internacional. Fue en Monte Casino donde los monjes benedictinos escribieron los reglamentos con los que la Iglesia católica llevó su ministerio a toda Italia, a toda Europa, al mundo americano y, finalmente, a los cinco continentes.
Con esas leyes y reglamentos llegaron los misioneros católicos mexicanos al Japón y a otras partes de Asia. Y otro religiosos españoles, franceses, portugueses y de otras partes de Europa llevaron el Evangelio al resto del mundo.
Es comprensible, aunque no justificado, que la masonería y el comunismo internacional tengan como enemigo permanente al monasterio de Monte Casino. Bien los identificó León XIII como enemigos satánicos de la Iglesia católica, apostólica y romana.
Pero regreso al tema de León XIV. Días después de la elección del cónclave, vinieron las especulaciones: que si es de derecha o de izquierda, que era seguidor del papa Francisco; que confrontará a Trump por el problema de los migrantes que huyen de las guerras, de las hambrunas, de los gobiernos totalitarios o del cambio climático. Mucho bla, bla, bla.
Lo cierto es que fue elegido en un cónclave dominado por los bergoglianos del papa Francisco, considerado como promotor de valores (antivalores) que van contra la Iglesia o peor aún, que son contrarios a la Sagrada Escritura, como la permisión de la homosexualidad y los “matrimonios” antinaturales.

Pintura de Daniel van Heil (1650), vía Wikipedia
Quedaron para la posteridad las declaraciones polémicas del pontífice argentino, como las que avalaban tácitamente los pecados cometidos por los habitantes de Sodoma y Gomorra, ciudades a las que castigó Dios con la destrucción. No soy especialista en estos temas, pero hay publicaciones que demuestran la existencia de Sodoma y Gomorra, donde no se respetaron los principios bíblicos de moralidad y de respeto a la familia. El papa Francisco tampoco los respetó. Es más: promovió la promiscuidad sexual.
El papa León XIV tiene la oportunidad de retroceder, de corregir, de aplicar nuevamente las enseñanzas verdaderas de la Iglesia. Es necesario que frene la expansión de la promiscuidad en el mundo.
La doctrina católica está en armonía con la enseñanza verdaderamente científica, con la comprensión de las familias y con el respeto. La educación debe primar en este aspecto y se deben desechar el acoso y el hostigamiento. No se les debe alentar; se les debe educar y comprender.
León XIV debe retomar el Magisterio y la Tradición de la Iglesia; inspirarse, sí, en León XIII y preservar a la doctrina social de la Iglesia de cualquier sesgo liberal, masónico, socialista, comunista e idólatra. La Iglesia no está para adaptarse al mundo; el mundo debe adaptarse a las enseñanzas infalibles de Iglesia.
En la siguiente entrega abordaré el tema de las migraciones, que también está en la agenda de León XIV.

admiro la correcta dirección que propone el General Badillo para que nuestros pastores mantengan viva la perenne riqueza que fundamenta nuestra Fe.
preservar y mantener la unidad en la iglesia universal es mantener viva la tradición, vivir el evangelio y seguir la doctrina de los santos Padres.
dios bendiga al General Badillo abundantemente…
carlos Hernández gallardo
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